El Valor de Mateo



En el salón de clases, la maestra estaba inmersa en la narración de una historia fascinante.

- Maestra: Y al final, el príncipe rescató a la princesa. ¿Qué les pareció la historia?

Todos los niños levantan la mano, emocionados, listos para compartir sus pensamientos, excepto Mateo. Él, sentado en su pupitre, observa a sus compañeros con una sonrisa nerviosa.

La maestra lo nota.

- Maestra: Mateo, ¿no querés opinar?

Mateo se encoge de hombros.

- Mateo: No sé... me gusta escuchar.

- Maestra: Escuchar es muy importante, pero también lo es compartir lo que pensamos.

Mateo asiente, pero su mirada sigue fija en la ventana, donde un grupo de pájaros se posaba en la rama de un árbol.

Al día siguiente, la maestra propone un ejercicio diferente.

- Maestra: Hoy vamos a crear nuestra propia historia. Vamos a incluir un problema y cómo lo resolvemos.

Los niños se entusiasman y comienzan a burbujear ideas. Mateo observa, aún un tanto distante.

Después de un rato, la maestra se acerca a él.

- Maestra: Mateo, ¿te gustaría contarnos una historia?

Mateo, sintiéndose un poco presionado, responde.

- Mateo: No sé... tal vez...

- Maestra: Piensa en algo que te guste, algo que sea tuyo.

Mateo cierra los ojos y respira hondo.

De pronto, tiene una idea.

- Mateo: Hay un dragón que no puede volar y vive solo en una cueva. Se llama Rocco.

La maestra sonríe, animando a Mateo.

- Maestra: ¡Eso suena genial! ¿Qué sucede después?

- Mateo: Rocco está triste porque todos sus amigos pueden volar y él no. Un día escucha que un niño se pierde en el bosque.

- Maestra: ¿Y qué sucede?

Mateo comienza a contar su historia.

- Mateo: Rocco decide ayudar al niño, aunque no puede volar. Camina por el bosque y encuentra al niño llorando.

- Rocco: No llores, yo te puedo ayudar.

El niño mira al dragón sorprendido.

- Niño: ¿Pero cómo?

- Rocco: Te llevaré a casa, sólo necesito tu ayuda para superar mis miedos.

Con un brillo en los ojos, Mateo sigue hablando.

- Mateo: Juntos, el niño y Rocco se encuentran con muchos desafíos: ríos caudalosos, árboles caídos...

El niño le dice a Rocco.

- Niño: No te preocupes, yo estaré a tu lado.

- Mateo: Al final del camino, el niño descubre que Rocco tiene una fuerza increíble, y juntos logran salir adelante.

- Mateo: Rocco aprendió que aunque no puede volar, puede ser valiente y ayudar a su amigo.

La maestra se siente muy orgullosa.

- Maestra: ¡Qué historia tan hermosa, Mateo! Todos podemos ser valientes de diferentes maneras.

Mateo sonríe, esta vez seguro de sí mismo.

Los días pasan y los niños continúan creando sus propias historias en clase. Mateo no solo se siente más seguro, sino que también comienza a compartir sus pensamientos más a menudo. Cada vez que habla, siente un pequeño dragón dentro de él, listo para volar alto.

Y así, el salón de clases se convierte en un lugar donde cada uno de ellos pudo descubrir su voz, aprender a ser valientes, y entender que cada uno tiene algo único que aportar.

El dragón Rocco se convirtió en un símbolo de esas valientes caras nuevas; incluso aquellos que se sienten un poco inseguros pueden encontrar la fuerza dentro de sí mismos y ser héroes en sus propias historias.

FIN.

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