El Valor de Ser Ciudadano



En un pequeño pueblo en el corazón de Colombia, vivía un grupo de amigos: Sofía, Tomás y Valentina. Un día, mientras paseaban por la plaza del pueblo, decidieron sentarse en una banca a conversar sobre lo que significaba ser ciudadanos.

"¿Alguna vez pensaron en lo que significa contribuir a nuestra comunidad?", preguntó Sofía, mirando a sus amigos.

"Creo que es ayudar a los demás, pero no estoy muy seguro", respondió Tomás, jugando con una piedra en el suelo.

"Yo pensé que solo era respetar las normas y ayudar a mantener la limpieza", agregó Valentina, observando a un grupo de niños jugando.

De repente, un anciano se acercó a ellos. Era Don Manuel, el sabio del pueblo, conocido por sus historias.

"¡Hola, chicos! Escuché lo que decían. Ser ciudadano es mucho más que solo seguir las reglas. Es un deber ético. ¿Quieren que les cuente una historia?"

"¡Sí!", dijeron los tres al unísono.

Don Manuel comenzó: "Hace muchos años, en este mismo pueblo, había un murmullo constante sobre un río que se estaba contaminando. Los adultos se quejaban, pero nadie hacía nada. Hasta que un día, un grupo de niños decidió actuar."

Sofía interrumpió: "¿Niños? ¿Y qué podían hacer?"

"Pueden hacer mucho, pequeña. Esos niños se juntaron y organizaron una limpieza del río. Usaron carteles para invitar a todos a participar. Y, sorprendentemente, más de veinte adultos se unieron a ellos. Aprovecharon para enseñar a los más chicos a cuidar el agua y la naturaleza."

"¡Eso es increíble!", dijo Tomás.

"Sigue, Don Manuel", pidió Valentina, emocionada.

Don Manuel sonrió y continuó: "Fueron días de trabajo arduo, pero también de risas y unidad. La comunidad se fortaleció al trabajar juntos por un bien común. Al final, no solo el río se limpió, sino que los lazos entre los vecinos también se hicieron más fuertes."

Los tres amigos escuchaban atentos, absortos en la historia.

"Así que ser ciudadanos significa contribuir de diferentes maneras. No solo se trata de lo que hacemos individualmente, sino de cómo nuestras acciones pueden impactar a otros", reflexionó Sofía.

De repente, Valentina se levantó y dijo: "Tenemos que hacer algo en nuestra escuela. ¿Por qué no organizamos una campaña para recoger juguetes o ropa para los niños de la comunidad que no tienen?"

Tomás se entusiasmó: "¡Sí! Podríamos hacer carteles y hablarles a nuestros compañeros sobre la importancia de ayudar."

Don Manuel, orgulloso, los miraba y dijo: "Eso es, chicos. La esencia de ser ciudadanos es darse cuenta de que cada pequeño acto cuenta. El compromiso ético comienza con un granito de arena."

Y así, los tres amigos empezaron a organizar su campaña. Hablaban con sus compañeros, recibían donaciones y, en poco tiempo, lograron recolectar una gran cantidad de juguetes y ropa.

"Esto es solo el comienzo", dijo Sofía, llena de alegría. "Imaginen lo que podemos lograr juntos en el futuro."

Cuando entregaron las donaciones a los niños de la comunidad, vieron sus sonrisas y sintieron el impacto de su acción.

"Ser ciudadanos no se trata solo de derechos, sino también de responsabilidades y deberes éticos", recordó Don Manuel. "Nunca olviden el poder que tienen para cambiar su entorno."

Honrados por su experiencia, Sofía, Tomás y Valentina aprendieron que reflexionar sobre la contribución ciudadana no es solo importante, sino esencial para construir un mejor futuro. Y desde ese día, nunca dejaron de trabajar juntos por su comunidad.

Fin.

FIN.

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