El valor de ser diferente


En un hermoso estanque vivía una familia de patos felices y bulliciosos. Todos los patitos eran iguales: tenían plumas amarillas, picos naranjas y graznaban alegremente mientras nadaban juntos en el agua. Todos menos uno: Lilim.

Lilim era diferente. Tenía plumas de un vibrante color fucsia que resaltaban entre el resto de los patitos. Desde pequeño, Lilim sabía que era especial, pero no siempre se sentía feliz por ser diferente.

A veces deseaba ser como sus hermanos y hermanas para encajar mejor en el grupo. Un día, mientras nadaba por el estanque, Lilim se acercó a su mamá con una mirada triste en sus ojos brillantes.

- Mamá, ¿por qué soy tan diferente? ¿Por qué no tengo plumas amarillas como mis hermanos? - preguntó con voz temblorosa. La mamá pata sonrió amorosamente y acarició tiernamente la cabeza de Lilim. - Querido hijo, eres especial porque eres único.

Tus plumas fucsias te hacen destacar entre la multitud y eso es algo maravilloso. No tienes que ser igual a los demás para ser valioso y querido. Lilim reflexionó sobre las palabras de su mamá y decidió aceptarse tal como era.

Comenzó a sentirse orgulloso de su singularidad y dejó de compararse con los demás patitos del estanque. Un día, mientras exploraba un rincón lejano del estanque, Lilim escuchó unos chillidos desesperados provenientes del bosque cercano.

Sin dudarlo, se lanzó al rescate sin importarle que fuera diferente al resto. - ¡Ayuda! ¡Ayuda! - gritaba un polluelo atrapado entre las ramas de un árbol caído. Con valentía y determinación, Lilim utilizó su pico fuerte para romper las ramas y liberar al polluelo asustado.

- ¡Gracias por salvarme! Eres increíblemente valiente - dijo el polluelo con admiración. A partir de ese día, todos en el estanque vieron a Lilim con nuevos ojos.

Ya no solo lo veían como "el diferente", sino como "el valiente" que estaba dispuesto a ayudar a los demás sin importar las diferencias.

Lilim se convirtió en un ejemplo para todos los habitantes del estanque e inspiró a muchos a aceptarse tal como eran, celebrando sus diferencias en lugar de esconderlas o avergonzarse de ellas.

Y así, gracias a su valentía y bondad, El pato lilim que quería ser diferente descubrió que lo más importante no era encajar en el molde establecido por otros, sino abrazar su singularidad y usarla para hacer del mundo un lugar mejor para todos.

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