El valor de ser único



Había una vez en un colegio muy especial, un pequeño cubito llamado Cubito. Era un cubito feliz, siempre jugando y compartiendo con sus amigos en el recreo. Pero un día, algo cambió.

Un grupo de niños comenzó a burlarse de Cubito por ser diferente. Le decían que no era tan redondo como los demás cubitos, que se movía de forma extraña y que no encajaba bien con los demás.

Cubito se sintió triste y solo, sin entender por qué le estaban haciendo bullying. "¡Miren al cubito torpe! ¡No puede ni rodar correctamente!" -se reían los niños cada vez que veían a Cubito pasar.

Cubito intentó ignorar las burlas y seguir siendo amable con todos, pero cada día era más difícil para él. Se sentía cada vez más triste y desanimado. Hasta que un día, la maestra del colegio se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.

La maestra reunió a todos los niños en el aula y les habló sobre la importancia de respetar las diferencias y ser amables unos con otros.

Les explicó que todos somos únicos y especiales a nuestra manera, y que no está bien hacerle daño a alguien solo porque es diferente. Los niños reflexionaron sobre sus acciones y se dieron cuenta del daño que le estaban causando a Cubito. Se disculparon sinceramente con él y le pidieron que volviera a jugar con ellos como antes.

Cubito, sorprendido por la reacción de sus compañeros, les perdonó y aceptó volver a ser parte del grupo. A partir de ese día, los niños aprendieron a valorar las cualidades únicas de Cubito y dejaron de molestarlo.

Cubito volvió a ser feliz, esta vez rodeado de amigos amorosos y comprensivos. Y juntos descubrieron lo maravilloso que era tener una diversidad de formas, tamaños e ideas en su pequeño mundo escolar.

Desde entonces, en ese colegio reinó la armonía y el respeto entre todos sus alumnos, gracias a la valentía de Cubito al enfrentar el bullying con amor y comprensión. Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero recuerda: ¡Celebra las diferencias y sé amable siempre!

FIN.

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