El Valor de Ser Uno Mismo



Hola, soy Tomás, y esta es mi historia. En la escuela, todos los días pasaba por un lugar que siempre me ponía nervioso: el pasillo. Ahí estaban ellos. Un grupo de chicos que siempre se reían de mí. Nunca entendí por qué. Solo quería ser parte de un equipo, de un grupo de amigos que me aceptaran como soy.

Un día, estaba sentado en la banca del recreo cuando vi a Javier, ese chico que siempre me miraba con cara de burla. "Mirá al tontito, no sabe ni jugar al fútbol" - dijo riéndose mientras unos amigos lo acompañaban con risitas. ¿Por qué tenía que ser tan cruel?

Me fui a un rincón, tratando de que nadie me viera. En ese momento me di cuenta de que el miedo me controlaba. Pero dentro de mí había una voz que decía: "No dejes que te definan". Entonces decidí que ya era suficiente. Tenía que hacer algo, aunque no sabía qué.

Unos días después, la maestra nos anunció un concurso de talentos. Era mi oportunidad. Siempre me había gustado dibujar. "¿Por qué no lo hago?" - pensé, aunque un nudo en el estómago me decía que era arriesgado. Después de pensarlo mucho, decidí participar.

El día del concurso, mi corazón latía fuerte mientras subía al escenario. Podía ver a Javier y su grupo en la primera fila, esperándome para reírse. Pero en lugar de darme miedo, sentí una chispa de valentía. Un susurro me animó: "Hacelo por vos".

Comencé a hablar de mis dibujos, de cómo ellos eran parte de mí, de mis sentimientos, mis sueños y de lo que quería transmitir con ellos. Cuando mostré mi dibujo final, un hermoso paisaje de un bosque lleno de colores, todos miraban en silencio. A medida que hablaba, sentí que mi confianza crecía. "Gracias por escucharme" - dije al final, mientras una ovación sonaba en la sala.

Incluso Javier se sorprendió y, por primera vez, su burla se desvaneció. Al final del concurso quedé en tercer lugar, pero para mí, eso no importaba. Había hecho lo que quería hacer y me había mostrado tal como soy.

Semanas más tarde, algo inesperado sucedió. Un chico nuevo llegó a la escuela, se llamaba Gonzalo. Me di cuenta que él también era diferente; se le notaba el mismo miedo que había tenido yo antes. Decidí acercarme a él. "Hola, soy Tomás. ¿Te gustaría jugar a la pelota?" - le pregunté. Su mirada se iluminó.

Fun fact: La primera vez que la pelota le llegó, la falló, pero eso estuvo genial porque todos podemos cometer errores. A partir de ese momento, empezamos a jugar juntos y a crear un lazo de amistad. Con el paso de los días, le conté sobre mi experiencia con Javier, y él me confesó que también había sufrido de bullying en su antigua escuela. A pesar de eso, decidimos no dejar que eso nos afecte, y juntos empezamos a hablar en clase sobre cómo podríamos ayudar a otros que pasaban por lo mismo.

Organizamos una charla con la docente, y ahí, frente a todos, empezamos a compartir nuestras historias. "Todos tenemos un lugar en este mundo, y no hay razón para que nadie se sienta menos" - dije con convicción. Poco a poco, otros chicos se unieron a la conversación. Incluso, Javier tuvo que escuchar y, sorprendentemente, se levantó del asiento y se acercó. "Perdón, Tomás. No debería haberte tratado así. Tu dibujo era realmente hermoso" - dijo, con una actitud que nunca habría imaginado.

A partir de ese día, cambiamos nuestra perspectiva. Comenzamos a trabajar en un proyecto de arte donde todos podían expresar su creatividad. Hicimos murales en el patio con los dibujos de todos los que querían contar su historia. Y así, la risa se convirtió en risas compartidas, y la burla se transformó en apoyo.

La vida en el colegio ya no era la misma. Habíamos creado un espacio donde todos podían ser ellos mismos.

Y así, aprendí que ser diferente no es un defecto, que incluso aquellos que nos hacen daño pueden cambiar si les damos la oportunidad. Desde aquel concurso hasta hoy, cada día trato de recordar que ser uno mismo es lo más valioso que podemos lograr.

El bullying puede parecer muy grande, pero juntos siempre podemos encontrar la manera de vencer a los miedos. Soy Tomás, y estoy orgulloso de ser quien soy.

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FIN.

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