El valor de ser uno mismo



n, el niño se sintió desanimado y triste. No entendía por qué lo estaban tratando así, después de todo, él solo quería hacer amigos y ser parte del grupo.

Ese día en el recreo, mientras caminaba solo por el patio, vio a un grupo de niños jugando a la pelota. Se acercó tímidamente y les preguntó si podía unirse.

Los niños se miraron entre sí y uno de ellos dijo con voz burlona: "Aquí no jugamos con novatos". El niño se sintió aún peor y decidió alejarse. Al regresar a su casa, le contó a su mamá lo que estaba pasando en la escuela.

Ella lo abrazó con cariño y le dijo: "No te preocupes hijo, sé que eres valiente y bondadoso. No dejes que las acciones de los demás definan quién eres". Al día siguiente, el niño decidió enfrentar la situación de otra manera.

En lugar de buscar la aceptación de sus compañeros, decidió enfocarse en ser amable con todos, incluso si no recibía lo mismo a cambio. Durante la clase de arte, cuando le pidieron ayuda para dibujar un mapa conceptual en el pizarrón, el niño se ofreció voluntariamente.

Los demás alumnos se sorprendieron al verlo tan dispuesto a colaborar. Poco a poco, algunos comenzaron a acercarse y hacerle preguntas sobre sus dibujos o pedirle consejos para resolver problemas.

Un día, durante el recreo, uno de los niños que antes lo había rechazado se le acercó tímidamente y le dijo: "-¿Quieres jugar con nosotros?". El niño sonrió sinceramente y aceptó la invitación.

Con el tiempo, aquel niño logró ganarse el respeto y la amistad de sus compañeros gracias a su actitud positiva y solidaria. Aprendió que no siempre es fácil ser aceptado por los demás, pero que nunca debemos perder nuestra autenticidad ni dejar que las acciones negativas nos cambien.

Y así fue como aquel pequeño logró superar su miedo inicial y encontrar su lugar en esa nueva escuela; demostrando que con valentía, bondad y perseverancia podemos conquistar cualquier desafío que se nos presente en la vida.

FIN.

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