El valor de Simón Bolívar
Había una vez, en una pequeña escuela de un pueblo argentino, un joven llamado Simón Bolívar. Simón era un chico inteligente y lleno de sueños, pero había un problema: algunos de sus compañeros no entendían su forma de ser y lo hacían sentir mal. En los recreos, un grupo de niños lo acosaba constantemente.
"Mirá al nerd de Bolívar, siempre leyendo libros aburridos!" - se reía Joaquín, el líder del grupo.
"¿No podés jugar a la pelota como los demás?" - le decía Carla, entre risas.
Simón se sentía triste y pensaba que quizás había algo malo en él. Pero un día, mientras estaba en el parque leyendo un libro sobre héroes de la historia argentina, conoció a una anciana llamada Doña Rosa.
"Hola, joven. ¿Por qué tan pensativo?" - le preguntó ella.
"No me siento bien, Doña Rosa. Mis compañeros me hacen bulliying porque me gusta leer y no juego al fútbol. No sé qué hacer..." - respondió Simón, con la voz entrecortada.
Doña Rosa sonrió y le dijo:
"Simón, todos tenemos algo especial dentro de nosotros. A veces, las personas no entienden eso, pero eso no significa que debas cambiar. ¿Qué tal si usas tus libros para ayudarte?"
Simón volvió a casa pensando en las palabras de Doña Rosa. Esa noche decidió escribir un cuento sobre un joven que enfrentaba el bullying y se convertía en un héroe. Tomó papel y lápiz y escribió con entusiasmo.
Al día siguiente, en la escuela, Simón se armó de valor.
"Hoy voy a leer lo que escribí en clase" - se dijo mientras caminaba hacia el aula.
Cuando llegó, la maestra, la señorita Ana, notó que Simón estaba muy emocionado.
"Simón, ¿quieres compartir tu cuento con nosotros?" - le preguntó.
Con una mezcla de nerviosismo y valentía, Simón comenzó a leer. Su cuento hablaba de un joven valiente que, después de enfrentar el acoso de otros, decidió ayudar a otros niños que también sufrían. Hablaba sobre la importancia de la amistad, el respeto y ser uno mismo.
"Y al final, el joven se dio cuenta de que sus diferencias eran su mayor fortaleza" - concluyó Simón.
Los compañeros de clase escuchaban atentamente, incluso Joaquín y Carla, que al principio no tenían idea de cómo habría resultado la historia. Después del cuento, se produjo un silencio.
"¡Esa historia fue genial, Simón!" - dijo Carla, sorprendida.
"Sí, nunca pensé que podrías escribir algo tan bueno" - agregó Joaquín, un tanto avergonzado.
Simón sonrió al escuchar esas palabras.
"Gracias, pero el verdadero héroe en la historia soy yo, porque aprendí que debía ser fuerte y nunca dejar que el bullying me detuviera" - respondió.
A partir de ese día, Simón se convirtió en un modelo a seguir en su clase. Todos comenzaron a respetarlo por su coraje y sus talentos. Joaquín y Carla se acercaron a Simón en el recreo, esta vez con una actitud diferente.
"¿Te gustaría jugar a la pelota con nosotros?" - preguntó Joaquín, mientras miraba a Simón con respeto.
"Y tal vez contarme qué leíste ayer" - agregó Carla.
Simón, sorprendido pero emocionado, respondió:
"¡Sí! Me encantaría jugar y les puedo contar sobre un nuevo libro que encontré."
Así, Simón Bolivar no solo encontró nuevos amigos, sino que también ayudó a sus compañeros a entender que todos somos diferentes y que eso nos hace especiales. Desde ese día, la escuela se llenó de risas y respeto, y el bullying se convirtió en un recuerdo lejano. Simón aprendió que ser uno mismo es el mejor camino hacia la felicidad y que su pasión por los libros lo convirtió en un héroe en su propia historia.
FIN.