El valor de Tita


Había una vez en un río cristalino, una tortuga llamada Tita que vivía feliz con su familia de peces. Todos los días nadaban juntos, jugaban y exploraban cada rincón del río.

Sin embargo, no todo era perfecto para ellos, ya que los cangrejos del lugar solían burlarse de la lentitud de Tita y sus hijitos.

Un día soleado, mientras Tita descansaba en una roca junto a su familia, los cangrejos se acercaron riéndose y haciendo comentarios desagradables sobre lo lenta que era la tortuga. Tita se sintió triste por las palabras hirientes, pero decidió no dejarse vencer por el bullying de los cangrejos.

"¡Miren qué tenemos aquí! La tortuga más lenta del río", se burló el cangrejo más grande. Tita respiró hondo y con voz firme les dijo: "Sí, soy lenta en tierra firme, pero en el agua puedo ser tan ágil como ustedes".

Y sin pensarlo dos veces, se lanzó al agua seguida por su familia de peces. Los cangrejos observaban incrédulos cómo Tita nadaba elegantemente entre las plantas acuáticas y daba vueltas alrededor de ellos. "¡Increíble! ¡Nunca habíamos visto a una tortuga moverse así!", exclamaron sorprendidos los cangrejos.

A partir de ese día, Tita demostró a todos los animales del río que la velocidad no lo es todo, que la constancia y la determinación son cualidades igualmente valiosas.

Los peces admiraban a Tita por su valentía y espíritu indomable, convirtiéndola en un ejemplo a seguir para todos. Con el tiempo, incluso los cangrejos cambiaron su actitud hacia Tita y dejaron de burlarse de ella. Aprendieron a respetarla y valorarla por su fuerza interior y coraje para superar las adversidades.

Juntos compartían momentos amigables en el río sin importar sus diferencias.

La historia de superación de Tita se difundió por todo el bosque cercano al río, inspirando a otros animales a seguir adelante pese a las críticas o limitaciones que pudieran enfrentar. La tortuga se convirtió en un símbolo de perseverancia y positividad para todos aquellos que tuvieran miedo o dudas sobre sus propias capacidades.

Y así fue como la tortuga lenta pero valiente logró cambiar la percepción de muchos animales del lugar y enseñarles que cada uno tiene algo especial que ofrecer al mundo si cree en sí mismo y trabaja duro para alcanzar sus sueños.

Desde entonces, todos aprendieron a valorar las diferencias entre ellos y vivir en armonía respetando las virtudes únicas de cada uno.

Y colorín colorado este cuento ha terminado con un bonito mensaje dejado atrás para recordarlo siempre: nunca subestimes el poder interior ni te burles del prójimo porque nunca sabrás cuánto puede llegar esa persona si le das tu apoyo sincero.

Dirección del Cuentito copiada!