El valor de Tobías


En un bosque encantado vivían diferentes criaturas mágicas: hadas, duendes, unicornios y gnomos. Cada una de ellas era única en su especie y se llevaban muy bien entre sí.

Sin embargo, había un pequeño gnomo llamado Tobías que se sentía triste porque no era tan veloz como los demás gnomos para recolectar bayas y setas. Un día, mientras caminaba por el bosque con la cabeza gacha, Tobías escuchó risas y alboroto provenientes de un claro.

Al acercarse, vio a un grupo de hadas jugando a las escondidas. Se quedó observando en silencio hasta que una hada llamada Luna lo notó y se le acercó.

"¡Hola, Tobías! ¿Por qué estás tan triste?" -preguntó Luna con voz dulce. Tobías suspiró y le contó a Luna sobre su dificultad para ser rápido como los demás gnomos. Luna lo miró con ternura y le dijo:"No te preocupes, Tobías.

Todos somos diferentes y eso es lo que nos hace especiales. En lugar de enfocarte en tus debilidades, descubre tus fortalezas. "Tobías asintió con curiosidad y Luna lo invitó a participar en el juego de las hadas.

A pesar de no ser tan ágil como ellas volando o desapareciendo detrás de las flores, Tobías demostró tener una gran habilidad para encontrar lugares secretos gracias a su aguda vista. Las hadas quedaron impresionadas por la destreza de Tobías e inmediatamente lo aceptaron como uno más en su grupo.

Desde ese día, Tobías se sintió feliz y valorado por sus amigos del bosque. Poco tiempo después, una tormenta azotó el bosque y derribó varios árboles bloqueando el camino hacia la fuente de agua cristalina donde todos se abastecían.

Los habitantes del bosque estaban preocupados ya que necesitaban esa agua para sobrevivir. Entonces fue cuando Tobías recordó la red subterránea de túneles que él conocía muy bien gracias a su vista aguda.

Sin dudarlo un segundo, lideró al grupo hacia la fuente utilizando los túneles secretos para sortear los obstáculos del camino. Gracias a la valiosa ayuda de Tobías, lograron llegar a tiempo antes de que les faltara agua limpia para beber.

Todos celebraron emocionados mientras reconocían el importante papel que cada uno desempeñaba en la comunidad del bosque.

A partir de ese momento, Tobías dejó atrás sus inseguridades y entendió que la inclusión no significaba ser igual a los demás, sino complementarse unos a otros con las habilidades únicas que cada uno poseía. Y así, juntos aprendieron que la verdadera magia estaba en aceptar las diferencias y trabajar en equipo para superar cualquier adversidad que se presentara en sus vidas mágicas del bosque encantado.

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