El valor de Tucán lechuza


En lo profundo del bosque vivían tres amigos muy especiales: Tucán lechuza, ñandú y oso hormiguero. Todos los días, al amanecer, se reunían en la clara del bosque para jugar y explorar juntos. Pero un día, algo cambió.

Tucán lechuza, siempre curioso y ansioso por aprender cosas nuevas, anunció con tristeza: "Chicos, creo que ya no quiero ir más a la escuela". Ñandú y oso hormiguero se sorprendieron mucho.

Ellos amaban ir a la escuela y aprender cada día algo distinto. "¿Por qué no quieres ir a la escuela, Tucán lechuza?" preguntó ñandú preocupado. "Es que me aburren las clases de matemáticas y siento que no soy bueno en eso", respondió Tucán lechuza con tristeza.

"Pero todos tenemos cosas en las que somos buenos y otras en las que necesitamos practicar más. No puedes rendirte solo porque una materia te resulta difícil", dijo oso hormiguero con sabiduría.

Los tres amigos se quedaron pensativos por un momento. Luego decidieron hablar con la maestra del bosque para contarle lo que sucedía. La maestra era una vieja tortuga sabia llamada Doña Tortuguita, quien escuchó atentamente sus preocupaciones.

"Queridos alumnos, es normal sentirnos frustrados cuando algo nos resulta difícil. Pero rendirse no es la solución. Enfrentemos juntos este desafío", les dijo Doña Tortuguita con calma. La maestra decidió darles clases especiales de matemáticas a Tucán lechuza para ayudarlo a comprender mejor la materia.

Con paciencia y dedicación, poco a poco Tucán lechuza comenzó a mejorar en matemáticas. Sus amigos ñandú y oso hormiguero lo apoyaban en todo momento y juntos descubrieron lo divertido que podía ser aprender juntos.

Un día, durante una clase al aire libre bajo la sombra de un árbol centenario, Tucán lechuza levantó la mano emocionado:"¡Maestra! ¡He resuelto el problema de geometría!"Doña Tortuguita sonrió orgullosa y los demás animales aplaudieron felices por su logro.

Desde ese día, Tucán lechuza recuperó su entusiasmo por ir a la escuela y descubrió el valor de no rendirse ante los desafíos.

La moraleja de esta historia es que todos enfrentamos dificultades en algún momento de nuestras vidas, pero con esfuerzo, paciencia y el apoyo de nuestros seres queridos podemos superar cualquier obstáculo.

Y así fue como Tucán lechuza aprendió una valiosa lección junto a sus amigos ñandú y oso hormiguero: nunca dejar de intentarlo vale más que rendirse sin siquiera intentarlo.

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