El valor de un amigo



Había una vez un niño llamado Lucas que vivía en un pequeño pueblo rodeado de colinas y bosques. A pesar de ser valiente en muchas cosas, había algo que siempre le causaba temor: el miedo a la oscuridad.

Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, Lucas se acurrucaba bajo las sábanas y cerraba los ojos con fuerza. Pero no importaba cuánto intentara evitarlo, el miedo siempre aparecía sigilosamente en su habitación.

Una noche, mientras Lucas estaba tumbado en su cama esperando quedarse dormido, escuchó un ruido extraño proveniente del armario. El miedo comenzó a crecer dentro de él y sus manos empezaron a sudar. Decidió enfrentarlo y se levantó valientemente para abrir el armario.

Cuando abrió la puerta del armario, lo único que encontró fueron juguetes viejos y polvorientos. No había nada que pudiera asustarlo allí.

Lucas suspiró aliviado y volvió a acostarse pensando que quizás solo había sido su imaginación jugándole una mala pasada. Pero justo cuando estaba a punto de cerrar los ojos, escuchó un ruido proveniente debajo de la cama. Su corazón latió más rápido y sintió cómo el miedo volvía a apoderarse de él.

Con mucho valor se agachó para ver qué era lo que estaba ahí abajo. Para su sorpresa, encontró a un pequeño ratoncito temblando de miedo. Era tan diminuto y frágil que Lucas ya no sentía temor hacia él sino compasión.

El ratoncito le explicó que tenía miedo de los gatos y había buscado refugio debajo de la cama. Lucas, con su corazón lleno de empatía, decidió ayudar al ratoncito a superar sus miedos.

Juntos idearon un plan para construir una pequeña casa en el árbol del jardín donde el ratoncito pudiera vivir sin temor a ser atrapado por los gatos. Durante días, Lucas y el ratoncito trabajaron arduamente construyendo la casita en el árbol.

Cada vez que Lucas sentía miedo a la oscuridad, pensaba en cómo estaba ayudando al ratoncito y eso le daba fuerzas para enfrentar sus propios temores.

Finalmente, cuando la casita estuvo terminada, Lucas se despidió del ratoncito con tristeza pero también con alegría porque sabía que ahora él ya no tenía miedo y podía seguir adelante sin preocuparse por las sombras en su habitación. Desde aquel día, Lucas aprendió que enfrentar nuestros miedos puede llevarnos a descubrir cosas maravillosas y también ayudarnos a superarlos.

Ya no le temía tanto a la oscuridad porque sabía que siempre había algo bueno esperándolo al otro lado.

Y así fue como Lucas dejó atrás ese miedo que lo perseguía y se convirtió en un niño valiente capaz de enfrentarse a cualquier cosa que se cruzara en su camino.

FIN.

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