El valor del canto de Tito


Había una vez un pequeño sapo llamado Tito que vivía en un estanque rodeado de árboles y plantas.

Todas las noches, cuando el sol se escondía detrás de las montañas y la luna brillaba en el cielo, Tito comenzaba a cantar. "¡Croac! ¡Croac! ¡Croac!"- cantaba Tito con todas sus fuerzas mientras saltaba de hoja en hoja. Pero lo que él no sabía era que su canto era muy molesto para los demás animales del bosque.

"¿No puede callarse ese sapo ruidoso?"- decían los pájaros alrededor del estanque. "Me está impidiendo dormir"- se quejaban los conejos a sus amigos. La tristeza invadió a Tito cuando escuchó estas palabras.

Él amaba cantar por las noches, pero nunca había pensado en cómo esto afectaría a los demás habitantes del bosque. Así que decidió dejar de cantar para siempre.

Los días pasaron y todo parecía estar tranquilo en el bosque, pero algo extraño estaba sucediendo: la naturaleza estaba perdiendo su brillo y colorido. Los árboles ya no eran tan verdes como antes, las flores habían perdido su aroma y los animales parecían tristes y apagados. Un día llegó al estanque un hada madrina llamada Luna.

Ella notó inmediatamente lo que estaba mal con el bosque e investigó hasta encontrar la causa raíz: la falta del canto de Tito. Luna buscó a Tito entre las plantas y le preguntó por qué dejó de cantar.

Tito le explicó que no quería molestar a los demás animales del bosque. "Pero Tito, tu canto es lo que mantiene vivo y feliz al bosque"- dijo Luna con ternura-.

"Tu música es la que hace crecer las plantas, florecer las flores y dar alegría a los pájaros y demás habitantes del bosque". Tito se sorprendió al escuchar esto. Él nunca había pensado en el impacto positivo de su canto.

De repente, una gran sonrisa se dibujó en su rostro y comenzó a cantar de nuevo. "¡Croac! ¡Croac! ¡Croac!"- cantaba Tito más fuerte que nunca antes. Y esta vez, todos los animales del bosque se unieron para cantar junto a él.

El estanque volvió a brillar con la luz de la luna y el colorido regresó al bosque. Los árboles eran verdes nuevamente, las flores volvieron a tener aroma y los animales parecían felices otra vez.

Desde ese día en adelante, Tito siguió cantando todas las noches, pero esta vez sabiendo el impacto positivo que tenía en todo el bosque. Y todos vivieron felices para siempre gracias al sapito que canta por las noches.

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