El valor del diálogo
Había una vez un niño llamado Antonio, que vivía con su abuela Toñi. Antonio era un niño muy independiente y le gustaba hacer las cosas a su manera.
Por otro lado, la abuela Toñi siempre estaba preocupada por él y le preguntaba sobre todo. Un día, mientras Antonio jugaba en el jardín, su abuela se acercó a él y le preguntó: "Antonio, ¿has comido algo hoy?".
Antonio se enfadó y respondió: "" ¡Abuelita! Siempre me preguntas lo mismo. Claro que he comido, estoy bien!"La abuela Toñi se sorprendió por la reacción de Antonio pero decidió no discutir más. Sin embargo, al día siguiente durante el desayuno volvió a preguntarle: "Antonio, ¿dormiste bien?".
Esta vez Antonio ya no pudo contenerse y dijo: "" Sí abuelita, dormí muy bien. No entiendo por qué siempre tienes que preguntarme todo".
Esa noche antes de irse a dormir, la abuela Toñi pensó en lo ocurrido y decidió hablar con Antonio para encontrar una solución. Al día siguiente cuando estaban sentados en el sofá viendo televisión ella le dijo: "" Antonito querido, sé que te molesta que te haga tantas preguntas.
Pero quiero que sepas que lo hago porque me preocupo mucho por ti". Antonio bajó la mirada y suspiró. Él sabía que su abuela solo quería cuidarlo pero aún así no podía evitar sentirse invadido por tantas preguntas.
La abuela Toñi continuó hablando: "Podemos hacer un trato, Antonito. Yo prometo no hacerte tantas preguntas y tú te comprometes a compartir conmigo cómo te sientes o si necesitas algo". Antonio levantó la mirada y sonrió tímidamente.
Le pareció una buena idea y aceptó el trato de su abuela. A partir de ese día, Antonio y su abuela establecieron una nueva dinámica en su relación. La abuela Toñi dejó de hacer tantas preguntas y Antonio aprendió a comunicarse mejor con ella.
Con el tiempo, Antonio se dio cuenta de que su abuela solo quería estar presente en su vida y asegurarse de que él estuviera bien.
Aprendió a valorar las preocupaciones de su abuela y a entender que era una muestra de amor. Desde entonces, cada vez que la abuela Toñi tenía ganas de preguntarle algo, recordaba el trato que habían hecho y esperaba pacientemente hasta que Antonio decidiera compartirlo por sí mismo.
La relación entre ellos se fortaleció aún más gracias al entendimiento mutuo. Y juntos descubrieron la importancia de escucharse y respetarse mutuamente. Y así, Antonio aprendió una valiosa lección: la importancia del diálogo respetuoso para mantener buenas relaciones con los demás.
Desde aquel día, tanto él como su abuela vivieron felices compartiendo momentos llenos de amor y comprensión. Fin
FIN.