El valor del esfuerzo



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, vivía una abuela llamada Silvia. Ella tenía seis nietos a los que quería con todo su corazón: Mateo, Pilar, Oli, Catalina y Agustín.

Abuela Silvia era muy sabia y siempre les enseñaba cosas interesantes a sus nietos. Un día, cuando los niños estaban visitando a la abuela Silvia, ella decidió que era hora de enseñarles sobre la importancia del trabajo duro y el esfuerzo.

Así que les dijo:"Niños, hoy quiero hablarles sobre algo muy importante: trabajar duro para lograr nuestros objetivos. ¿Saben lo que significa eso?"Los niños se miraron entre ellos sin saber muy bien qué responder.

"Significa que si queremos lograr algo en la vida, debemos trabajar mucho para conseguirlo", continuó la abuela. Mateo levantó su mano y preguntó:"Abu Silvia, ¿cómo podemos hacer eso?"La abuela sonrió y respondió:"Hay muchas maneras de hacerlo.

Podemos estudiar mucho para aprender cosas nuevas, practicar deportes para mejorar nuestras habilidades físicas o ayudar a otras personas para sentirnos bien con nosotros mismos". Los niños escucharon atentamente las palabras de la abuela y decidieron ponerlas en práctica.

Catalina decidió ayudar a su vecino mayor con las compras del supermercado; Agustín comenzó a leer más libros sobre historia; Pilar practicó más tiempo en el piano; Mateo empezó a dibujar todos los días después del jardín; Oli intentaba caminar sola cada vez que podía.

A medida que pasaban los días, los niños se daban cuenta de que cuanto más trabajaban en sus objetivos, más logros alcanzaban.

Mateo estaba dibujando mejor cada día; Pilar tocaba el piano con más fluidez y Oli ya era capaz de caminar sin ayuda. Un día, cuando los niños estaban jugando en el jardín de la abuela Silvia, ella les preguntó cómo les iba con sus objetivos. "¡Muy bien!", respondió Catalina emocionada.

"Hoy ayudé a mi vecino a sacar la basura y me siento muy feliz". "Yo también estoy contento", dijo Agustín. "Estoy aprendiendo mucho sobre historia y ahora sé un montón de cosas nuevas". Los demás niños asintieron emocionados y contaron sus propios avances.

La abuela Silvia sonrió orgullosa al ver el progreso que habían hecho sus nietos gracias al trabajo duro.

Y así, los niños aprendieron una valiosa lección: que si trabajan duro por lo que quieren, pueden lograr cualquier cosa que se propongan. Desde ese día en adelante, los seis niños continuaron trabajando arduamente para alcanzar sus metas y siempre recordaron las sabias enseñanzas de su abuela Silvia.

FIN.

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