El valor del juego limpio


Nachito estaba muy emocionado porque su mamá lo había llevado al recital de Soledad en el estadio Gigante de Arroyito. Pero algo lo tenía preocupado: no sabía si ser hincha de Newell"s o de River.

"Mami, ¿qué equipo me conviene más? ¿Newell"s o River?" preguntó Nachito a su madre mientras caminaban hacia el estadio. "Hijo, eso es algo que tienes que decidir tú mismo.

No importa cuál equipo elijas, siempre te voy a querer igual", respondió su madre con una sonrisa reconfortante. Nachito siguió pensando en qué equipo elegir durante todo el camino. Finalmente llegaron al estadio y se sentaron en sus asientos para disfrutar del recital.

La música comenzó y todos los fans cantaban y bailaban con Soledad. Pero Nachito seguía distraído por su dilema futbolístico. De repente, un grupo de niños apareció frente a él vistiendo las camisetas de diferentes equipos: Boca, River, Newell"s y Central.

Uno de ellos se acercó a Nachito y le preguntó:"¿Y vos? ¿De qué equipo sos?"Nachito no supo qué responder y bajó la cabeza avergonzado. Los otros niños comenzaron a reírse y burlarse de él por no tener un equipo claro al que apoyar.

Nachito se sintió triste e incomprendido. Pero entonces recordó algo importante que le había enseñado su padre: "Lo más importante no es el equipo al que apoyes, sino cómo juega ese equipo".

Así que decidió levantar la cabeza con orgullo y decir:"Yo no sé todavía de qué equipo soy, pero estoy seguro de que voy a elegir al que juegue mejor". Los otros niños se quedaron callados y lo miraron con respeto.

Nachito se sintió feliz por haber tomado una decisión propia y valiente. El recital terminó y Nachito volvió a casa contento por la experiencia. Al día siguiente, decidió ir a jugar al fútbol con sus amigos en el parque.

Esta vez llevaba su camiseta blanca sin ningún escudo ni color. "¿Por qué no tenés una camiseta de tu equipo?" preguntó uno de sus amigos. "Porque todavía no sé cuál es mi equipo", respondió Nachito con una sonrisa.

Sus amigos lo miraron sorprendidos pero luego decidieron seguir jugando juntos como siempre, sin importar los equipos que apoyaban. Nachito aprendió que lo importante no era ser hincha de un equipo en particular, sino ser fiel a sus principios y valores.

Y eso era algo mucho más valioso que cualquier trofeo o campeonato.

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