El valor del perdón



Había una vez en un barrio muy colorido y alegre, dos amigos inseparables llamados Martín y Juan. Ellos jugaban juntos todos los días, se contaban secretos y se apoyaban en todo momento. Sin embargo, un día algo cambió.

Martín comenzó a juntarse con un grupo de chicos que no eran tan buenos como él. Estos chicos se burlaban de los demás, les hacían bromas pesadas y no respetaban a nadie.

Poco a poco, Martín empezó a comportarse de la misma manera y se alejó de su amigo Juan.

Juan notó el cambio en su amigo Martín y sintió mucha tristeza al ver cómo ahora le daba la espalda y se reía de él junto con sus nuevos amigos. Los otros chicos comenzaron a hacerle bullying a Juan, lo empujaban, le quitaban sus juguetes e incluso le decían cosas hirientes. Un día, Juan decidió hablar con Martín para preguntarle por qué estaba actuando de esa forma.

Martín, influenciado por sus nuevos amigos, respondió de manera grosera y cruel hacia Juan. Esto entristeció mucho más al pobre Juan, pero decidió no dejarse vencer por el maltrato.

"Martín, ¿por qué me tratas así? ¡Yo creía que éramos amigos para siempre!" -dijo Juan con voz temblorosa. "Tú ya no formas parte de nuestro grupo. Eres débil y aburrido. Nosotros somos los fuertes y divertidos", respondió Martín sin mostrar ninguna empatía hacia su antiguo amigo.

Juan sintió un nudo en la garganta pero recordó las palabras sabias de su abuelita: "Las verdaderas amistades son aquellas que te hacen ser mejor persona".

Con valentía, decidió alejarse de aquellos chicos que le causaban dolor y buscar nuevas amistades basadas en el buen trato y la sana convivencia. Con el tiempo, Juan encontró nuevos amigos que lo valoraban tal como era: amable, divertido y leal.

Aprendió que nunca está solo cuando tiene personas buenas a su lado que lo apoyan incondicionalmente. Por otro lado, Martín pronto se dio cuenta del error que había cometido al seguir las malas influencias.

Se arrepintió profundamente de haber lastimado a su amigo Juan y deseaba volver atrás para corregirlo todo. Un día soleado en el parque del barrio, Martín se acercó tímidamente hacia donde estaba Juan sentado en un banco mirando las nubes pasar. "Juan... lamento mucho haberte tratado mal.

Me dejé llevar por personas equivocadas y me equivoqué contigo", dijo Martín con sinceridad en sus ojos. Juan miró a su antiguo amigo con sorpresa pero también con esperanza en el corazón.

Tras una larga conversación honesta entre ellos dos, decidieron darse una nueva oportunidad para reconstruir su amistad desde cero basada en el respeto mutuo y la buena comunicación.

Desde ese día, Martín aprendió la importancia de rodearse de buenas compañías que lo ayudaran a crecer como persona; mientras que Juan comprendió que perdonar era parte fundamental del proceso para sanar heridas emocionales causadas por aquellos que alguna vez fueron importantes en su vida.

Y así fue como estos dos amigos superaron los obstáculos juntos demostrando que la verdadera amistad perdura ante cualquier adversidad cuando se cultiva desde el amor genuino hacia el otro.

FIN.

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