El valor del respeto



En un pequeño pueblo en las afueras de Buenos Aires, vivían dos niños llamados Martina y Simón. Martina era una niña enérgica y curiosa, mientras que Simón era un niño amable y gentil.

Un día, mientras jugaban en el parque, Martina accidentalmente tiró la merienda de Simón al suelo. Simón se molestó, pero en lugar de enojarse, recordó el valor del respeto. "Lo siento mucho, no fue mi intención", se disculpó Martina.

"Está bien, pero por favor, sé más cuidadosa la próxima vez", respondió Simón con calma. Desde ese día, Martina y Simón comenzaron a practicar el respeto en todo lo que hacían.

Respetaban las opiniones del otro, compartían sus juguetes y se ayudaban mutuamente en las tareas escolares. Un día, mientras caminaban por el parque, vieron a un abuelito intentando juntar las hojas del suelo. Martina y Simón se acercaron y lo ayudaron sin dudarlo.

El abuelito, agradecido, les dijo: "Ustedes son muy respetuosos y amables, siempre recuerden que el respeto es una de las cualidades más importantes que una persona puede tener". Martina y Simón sonrieron y asintieron. A partir de ese día, se convirtieron en ejemplo de respeto para todos en el pueblo.

Y juntos, aprendieron que el respeto no solo es importante en las interacciones entre personas, sino también en la relación con el mundo que los rodea.

FIN.

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