El valor del silencio


Había una vez un niño llamado Eduardo, quien tenía el don de hablar mucho. Desde que abría los ojos por la mañana hasta que se dormía por la noche, no dejaba de hablar.

Hablaba con su familia, amigos e incluso con desconocidos en la calle. Un día, Eduardo fue a la escuela y comenzó a hablar sin parar desde que entró al salón de clases.

La maestra trató de hacerlo callar varias veces pero él seguía hablando y hablando. Los otros niños del salón empezaron a molestarse y algunos incluso le decían cosas hirientes como "cállate ya" o "deja de hablar".

Eduardo se sintió triste por las palabras de sus compañeros pero no podía evitar seguir hablando. Hasta que llegó el momento del recreo y todos los niños fueron afuera para jugar.

-¡Miren chicos! -gritó Eduardo- ¡Les voy a mostrar mi juguete nuevo! Pero cuando sacó su juguete del bolsillo, se dio cuenta de que estaba roto en pedazos. Eduardo se puso muy triste al ver su juguete destrozado y comenzó a llorar desconsoladamente. La maestra lo vio llorando y corrió hacia él para consolarlo.

-¿Qué pasó Eduardo? ¿Por qué estás llorando? -Mi juguete nuevo está roto -respondió entre sollozos. La maestra lo abrazó cariñosamente y le dijo:-Tranquilo Eduardo, todo tiene solución. Podemos arreglar tu juguete juntos si quieres.

Eduardo levantó la cabeza con lágrimas en los ojos y preguntó:-¿De verdad? -Sí, de verdad -respondió la maestra. Eduardo se sintió muy feliz al saber que su juguete podría ser arreglado. Y en ese momento, se dio cuenta de algo importante: no siempre tenía que hablar para sentirse mejor.

A partir de ese día, Eduardo comenzó a escuchar más y a hablar menos. Aprendió a valorar el silencio y a disfrutar los momentos en los que no tenía nada que decir.

Los otros niños del salón notaron el cambio en Eduardo y empezaron a tratarlo con más amabilidad. Ya no lo molestaban tanto y algunos incluso querían jugar con él.

Eduardo aprendió una gran lección gracias a su juguete roto: que a veces es mejor callar y escuchar para poder entender mejor el mundo que nos rodea.

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