El Valor del Unicornio Sin Alas

Había una vez en un mágico bosque, un unicornio llamado Nube. Nube era especial, ya que, a diferencia de otros unicornios, no tenía alas. A menudo se sentía triste al pensar que nunca podría volar como sus amigos, y eso hacía que no se sintiera tan valioso.

Un día, mientras paseaba entre los árboles, Nube escuchó a sus amigos, un grupo de hadas, que hablaban sobre la próxima carrera del bosque, donde todos los animales competirían por el trofeo del mejor corredor.

"No puedo participar, ya que no tengo alas", se lamentó Nube.

"Pero Nube, la carrera no se trata solo de volar, ¡se trata de dar lo mejor de uno mismo!", le dijo Lila, la hada más pequeña.

Nube sonrío, pero la inseguridad seguía en su corazón. Sin embargo, decidió inscribirse en la carrera de todos modos. Durante la semana previa a la carrera, Nube entrenó todos los días. Sus amigos las hadas le enseñaron a correr con rapidez y a saltar obstáculos.

En el día de la carrera, el bosque estaba lleno de emoción. Los participantes, desde conejos veloces hasta aves rápidas, corrían felices. Cuando Nube llegó a la línea de partida, sintió un nudo en el estómago.

"¿Podré hacerlo?", se preguntó.

Sin embargo, cuando el juez dio la señal de inicio, Nube sintió que el valor despertaba dentro de él. Comenzó a correr con todas sus fuerzas, esquivando arbustos y brincando sobre piedras. Los aplausos resonaban por el bosque; las hadas lo animaban.

Pero en un momento crítico, Nube vio que un pequeño conejito había caído en un hoyo y estaba atrapado.

"¡Ayuda!", gritó el conejito, asustado.

Nube se detuvo de inmediato. No le importó que los demás le pasaran, pues la valentía lo llevó a ayudar a su amigo.

"¡No te preocupes! ¡Voy a ayudarte!", le dijo Nube.

Utilizando su fuerza, logró sacar al conejito del hoyo, y juntos fueron hacia la meta. Aunque Nube no ganó la carrera, recibió el trofeo por haber sido el más valiente y solidario.

"Hoy aprendí que no necesito alas para ser un héroe", dijo Nube sonriendo al conejito.