El Vampiro Temprano



En un pequeño pueblo llamado Nochevalle, donde la luna brillaba con fuerza y las sombras bailaban, vivía un vampiro llamado Víctor. A diferencia de los vampiros de las historias, Víctor no era feroz ni malvado, todo lo contrario, era un vampiro muy tímido y asustado. La razón de su timidez era simple: temía que los habitantes del pueblo lo atraparan si salía a la calle. Cada vez que pensaba en salir, una ola de miedo lo envolvía.

Una noche, mientras Víctor se asomaba por la ventana, observó a los niños jugando en el parque. Se imaginó corriendo y riendo con ellos, pero de inmediato se sintió triste al pensar en ser descubierto.

Un día, mientras el sol se ocultaba tras las montañas, Víctor decidió que necesitaba un cambio. Su corazón anhelaba la compañía y la alegría, así que armándose de valor, se enfundó en su abrigo más oscuro y salió al mundo exterior.

Sin embargo, apenas dio unos pasos, un ruido lo asustó: era una niña de cabello rizado y ojos chispeantes que lo estaba mirando con curiosidad.

"¿Eres un vampiro?" - le preguntó la niña sin inmutarse.

Víctor, sorprendido, no pudo evitar temblar un poco. "Sí, pero no cuentes mi secreto, por favor. La gente me tiene miedo..."

La niña sonrió. "Me llamo Lila. ¿Por qué te da miedo salir? Eres un vampiro, ¡eso es genial!"

A pesar de que Víctor se sentía un poco aliviado, seguía temeroso. "Y si me atrapan? No quiero ser un monstruo en sus ojos..."

Lila, con una mirada comprensiva, le dijo: "No importa lo que piensen los demás. Si no sales, nunca sabrás lo divertido que puede ser. Te puedo ayudar a no tener miedo. ¿Aceptas?"

Víctor miró a Lila, sus ojos brillaban de emoción y una pizca de miedo. "¿Tú realmente crees que puedo?"

"¡Claro! Vamos a jugar a ser invisibles. Con nuestra imaginación, te volverás tan valiente como un héroe. Y si alguien se asusta, yo te protegeré" - contestó Lila entre risas.

Así, con un corazón lleno de dudas, Víctor decidió seguir a Lila. Juntos comenzaron a recorrer el parque, donde la niña lo animaba a hacer cosas pequeñas como tocar las hojas de los árboles o escuchar el canto de un pájaro. Se dio cuenta de que la naturaleza estaba llena de maravillas a su alrededor.

Un día, mientras exploraban, se encontraron con un grupo de niños que estaban construyendo un fuerte de cartón. Al ver a Víctor, se apartaron asustados.

"No huyan, por favor! No soy peligroso" - rogó Víctor.

Contrario a lo que esperaba, Lila se acercó a ellos. "Chicos, este es Víctor y es un buen vampiro. No muerde, ¿no?"

Víctor, nervioso, asintió y dijo: "Soy vegetariano... de sangre. Me gusta más la fruta y las verduras".

Los niños miraban a Víctor con asombro. "¿Un vampiro vegetariano? ¡Eso es increíble!"

La tensión se disipó, y los niños se acercaron para preguntarle cosas. Pronto, Víctor estaba riendo y compartiendo historias con ellos.

Lila se dio cuenta de que Víctor había comenzado a florecer, superando sus miedos con cada sonrisa. Unas semanas después, gracias al apoyo de Lila, Víctor se sintió tan seguro que hasta organizó una pequeña fiesta de Nochevalle donde invitó a todos los niños.

Esa noche, el parque se iluminó con farolitos y risas. Hubo juegos, música y mucha comida deliciosa. La gente del pueblo llegó, y para sorpresa de Víctor, nadie le tenía miedo. Todos disfrutaron de su compañía y de su gran corazón.

Cuando la luna estaba alta, y todos bailaban, Víctor se dio cuenta de que había encontrado su lugar en el mundo.

Al final de la fiesta, Lila le dijo:

"Siempre serás bienvenido aquí, Víctor. Tu miedo no es más grande que tu valentía. ¿Ves? Ser diferente es especial"

Víctor sonrió, sus ojos brillaban con una luz que nunca había sentido antes. Desde aquel día, Víctor no solo fue un vampiro, sino un amigo querido por todos en Nochevalle. Y cuando alguien le preguntaba sobre su vida, Víctor simplemente decía:

"No hay que tener miedo a ser uno mismo. La verdadera magia está en abrir el corazón a los demás."

FIN.

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