El vampiro y la niña del castillo
Había una vez una nena llamada Sofía, a quien le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró un castillo enorme y antiguo. Sin pensarlo dos veces, se acercó para investigar.
Al entrar al castillo, Sofía se dio cuenta de que estaba oscuro y silencioso. De repente, escuchó unos ruidos extraños que venían de una habitación cercana.
Con mucho miedo pero también con mucha curiosidad, decidió seguir los sonidos hasta encontrar su origen. Cuando llegó a la habitación en cuestión, vio a un vampiro sentado en una silla leyendo un libro. Sofía se asustó mucho al principio porque siempre había oído que los vampiros eran peligrosos y malvados.
"¿Quién eres tú?" -preguntó el vampiro con voz grave. "Soy Sofía" -respondió ella tímidamente. "¿Qué haces aquí?" -preguntó el vampiro. "Estoy explorando este castillo" -respondió ella con valentía.
El vampiro se sorprendió de la valentía de la niña y decidió contarle su historia: resulta que él no era como los demás vampiros; no le gustaba chupar sangre y prefería leer libros en lugar de atacar a las personas.
Pero debido a su aspecto tenebroso, la gente lo rechazaba constantemente. Sofia sintió mucha empatía por el vampiro solitario y decidió ayudarlo a cambiar la forma en que lo veían las personas del pueblo cercano al castillo.
Juntos, idearon un plan para demostrar que el vampiro no era peligroso ni malvado. Sofía le enseñó al vampiro cómo comportarse y hablar como una persona normal, y juntos prepararon una cena para invitar a los habitantes del pueblo.
Al principio, la gente estaba asustada de ver al vampiro sentado en la mesa con ellos. Pero poco a poco, se dieron cuenta de que el vampiro era diferente a lo que creían. Era amable y educado, además de muy culto e interesante.
Después de esa noche, las personas del pueblo empezaron a tratar al vampiro con respeto y cariño. Incluso algunos se hicieron amigos suyos.
Sofía aprendió muchas cosas valiosas gracias a su aventura en el castillo: aprendió que no hay que juzgar a alguien por su apariencia o rumores; también descubrió la importancia de ser valiente y ayudar a los demás sin prejuicios.
Y así fue como Sofía se hizo amiga de un vampiro solitario y descubrió algo nuevo sobre sí misma: ¡que podía cambiar el mundo si quería!
FIN.