El Venadito y la Navidad Mágica
En un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de colores, vivía un venadito llamado Dimi. Era un venado muy especial, ya que siempre estaba lleno de alegría y entusiasmo. Se acercaba la Navidad, y Dimi decidió que era el momento perfecto para decorar su humilde casa en el bosque.
Un día soleado, Dimi reunió las cosas que había encontrado en el bosque. Ramitas, hojas brillantes, y algunas piñas que había recolectado. "¡Voy a hacer la mejor decoración navideña de todo el bosque!"- exclamó emocionado.
Mientras Dimi trabajaba, su amiga la ardillita Lila pasó por ahí y le preguntó: "¿Qué haces, Dimi?"-
"Voy a decorar mi casa para Navidad, quiero que sea especial"- respondió Dimi, mientras acomodaba las piñas en la entrada.
"Eso suena genial, pero son muchas cosas. Tal vez podrías pedir ayuda"- sugirió Lila.
Dimi pensó por un momento. "Tienes razón, Lila. ¡Voy a invitar a todos mis amigos!"- dijo entusiasmado.
Así que Dimi fue por el bosque invitando a todos. El loro Pablo, el zorro Timo y hasta la tortuga Julieta aceptaron su invitación. Todos llegaron al atardecer con materiales que habían traído. Pablo trajo ramitas brillantes, Timo llevó algunas bolas de colores y Julieta, muy despacito, trajo un enorme lazo rojo.
"¡Mirá todo lo que trajimos!"- dijo Timo, emocionado.
"¡Vamos a decorar!"- exclamó Dimi.
Y así empezaron a trabajar en equipo. Se reían, cantaban y contaban historias mientras decoraban. Pero a medida que avanzaba la noche, una tormenta inesperada comenzó a soplar en el bosque. El viento aullaba y las ramas crujían. Todos miraban con preocupación, pues de repente, sus decoraciones empezaron a volar por los aires.
"¡No! ¡Mis piñas!"- gritó Dimi.
"¡Atrapa la bola roja!"- dijo Lila, volando detrás de una de las decoraciones.
"¡Ayuda! ¡Nos la llevará el viento!"- clamó Julieta, viendo cómo su lazo se perdía entre las ramas.
El grupo se unió y empezó a correr para detener la tormenta de decoraciones. El esfuerzo era mucho, pero se ayudaron entre todos, recordando que trabajar en equipo les hacía más fuertes.
Final mente, después de mucho esfuerzo, lograron recuperar casi todas las decoraciones. Estaban cansados, pero felices. "¡Hicimos un gran trabajo juntos!"- dijo Dimi, sonriendo a sus amigos.
"Sí, y aunque perdimos algunas cosas, lo más importante es que estamos juntos"- agregó Lila.
"¡La verdadera decoración de la Navidad es nuestra amistad!"- concluyó Timo.
Con la tormenta aún a lo lejos, decidieron seguir decorando con lo que les quedaba. Mientras lo hacían, se sentaron a contar historias y a reírse de lo ocurrido. Al final, terminaron con una casa que tenía una increíble decoración, pero más importante aún, repleta de risas y camaradería.
Esa noche, al caer la luna, Dimi miró su humilde hogar iluminado por las luciérnagas y, rodeado de sus amigos, se sintió el venadito más feliz del bosque. Así, entendió que la verdadera Navidad no eran los adornos, sino los momentos compartidos con aquellos que amas.
Y desde entonces, Dimi y sus amigos celebraron juntos todas las Navidades, haciendo de cada una un momento especial lleno de magia y amistad.
FIN.