El vendedor de animales y la tortuga generosa


En una pequeña ciudad vivía un vendedor de animales llamado Tito. Su casa estaba llena de tortugas, las cuidaba y quería mucho. Un día, una familia llegó a su casa queriendo comprar una de sus preciosas tortugas. Pero cuando el vendedor escuchó cuánto ofrecían, frunció el ceño y les dijo: '- Ni loco les doy el animal, no me alcanza la plata. Váyanse de acá, no tengo tiempo para esto. Chau.'. La familia, desilusionada, se retiró.

Unos meses más tarde, el vendedor conoció a una hermosa señora llamada Marta. Se enamoraron y se casaron. Marta estaba preocupada por el cambio de actitud de Tito, quien ya no parecía el mismo hombre amable y generoso que ella había conocido. Decidieron mudarse a una nueva casa, esperando que un cambio de ambiente pudiera ayudar a Tito a recuperar su bondad y generosidad.

En su nuevo hogar, Tito y Marta se encontraron con una tortuga en el jardín. La tortuga parecía necesitar ayuda, y Marta no dudó en cuidarla. A medida que pasaban los días, Marta dedicaba tiempo a cuidar y alimentar a la tortuga, lo que no pasaba desapercibido para Tito. Un día, admirando la paciencia y bondad de su esposa, Tito se acercó y se unió a ella en el cuidado de la tortuga. Con el tiempo, Tito y Marta descubrieron que cuidar y ser generosos con otros seres vivos los hacía sentirse bien y les recordaba lo hermoso que era compartir y ayudar a los demás.

Finalmente, Tito recuperó su amabilidad y generosidad. Comenzó a ayudar a los vecinos y a cuidar a los animales con el mismo cariño que siempre había tenido por sus tortugas. Tito aprendió que el amor y la generosidad traen alegría a la vida de las personas, y que siempre hay espacio en el corazón para ser amable y considerado con los demás.

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