El Verano Astuto del Zorro y el Conejo
Era un cálido día de verano en el bosque. Los árboles brillaban con el sol y el aire estaba lleno de risas y cantos de los pájaros. En una pequeña cueva, un zorro astuto llamado Zico observaba a su alrededor. Zico era conocido entre todos los animales por su inteligencia y, a veces, por ser un poco travieso.
Un día, mientras Zico se estiraba en la entrada de su cueva, se dio cuenta de que un conejo llamado Coto estaba saltando alegremente, recolectando zanahorias para el almuerzo.
-Zico, el zorro, le gritó con picardía-
-Coto, ¿sabías que hay una competencia de carreras en el claro del bosque? El ganador se llevará un gran premio de zanahorias frescas y dulces.
-¿En serio, Zico? Eso suena fantástico! - respondió Coto, emocionado.
Zico, con su astucia, decidió que era el momento perfecto para crear un plan. Sabía que Coto era rápido, pero también que era un poco ingenuo.
-Te desafío a una carrera, Coto. Pero, ¿qué tal si ponemos un pequeño giro en el juego? Los tres animales que lleguen últimos tendrán que ayudarme a preparar un gran banquete.- dijo Zico con una sonrisa traviesa.
Coto, siempre entusiasta, aceptó sin pensarlo dos veces.
-¡Trato hecho, Zico! Vamos a correr.-
El día de la carrera llegó y los participantes se alinearon en la línea de salida: Zico, Coto, y otros animales como la tortuga Tula y el pájaro Pipo. Zico había planeado un truco. Mientras los participantes corrían, él se alejó un poco y comenzó a hacer ruidos estridentes.
-¡Eh, miren esto! - gritó mientras saltaba y movía las patas.
Coto, emocionado, no se percató de que estaba en dirección opuesta a la meta.
-¡Mirá, Zico! ¡Sos muy divertido! - exclamó Coto mientras saltaba tras él.
Pipo, volando alto, notó el engaño.
-¡Coto, no lo sigas, te está desviando! - chilló, pero era demasiado tarde. Coto ya había corrido muy lejos, completamente distraído.
Mientras tanto, Tula, la tortuga, continuó con calma por el camino correcto. Al ver que Zico y Coto se alejaban, decidió que era una gran oportunidad para avanzar.
-¡Yo seguiré mi camino! - murmuró Tula mientras avanzaba lentamente, pero con determinación.
Un poco más tarde, Zico se dio cuenta de que no iba a poder ganar si continuaba de esa manera. Entonces, ideó otro plan.
-¡Eh, Coto! - dijo Zico de repente - ¡Mirá esas zanahorias! Están por allá. ¡Vamos a encontrarlas juntos!
Coto, siempre curioso, no pudo resistir la tentación de seguir a Zico hacia las zanahorias.
-¡Vamos, vamos! - saltó Coto.
Mientras tanto, Tula seguía avanzando. Un poco más tarde, Pipo se posó cerca de ella.
-Tula, no te detengas. Podés ganar la carrera si te mantienes constante.-
-Gracias, Pipo. Solo seguiré mi ritmo. A veces, ir despacio es lo más seguro.- respondió Tula, inspirando a los que la escuchaban.
Finalmente, al llegar al claro, Coto y Zico encontraron una gran cantidad de zanahorias, pero se dieron cuenta de que ya había animales disfrutando del banquete.
-Con el tiempo, Coto entendió que había sido engañado.-
-¿Zico, me hiciste seguirte en lugar de correr hacia la meta? - preguntó Coto con decepción.
Zico, un poco avergonzado pero aún intentando mantener su actitud divertida, sonrió y dijo:
-Solo trataba de hacer la carrera más divertida. Pero mira, ¡aún hay muchas zanahorias para compartir!
Coto lo miró y decidió que lo más importante era disfrutar con los amigos, así que finalmente sonrió y se unió a la diversión.
Después de un rato, aparecieron Tula y Pipo.
-¿Quién ganó? - preguntó Tula, viendo a todos los animales reunidos.
-¡No importa quién ganó! - dijo Coto con alegría - Todos ganamos porque tenemos zanahorias para compartir.
Zico se sintió aliviado al ver que todos estaban felices. Aprendió que a veces, la astucia no era necesaria y que lo importante era compartir momentos en buena compañía.
-¿Qué les parece si hacemos un pic-nic? - propuso Pipo. Todos estuvieron de acuerdo y empezaron a disfrutar de zanahorias, risas y la compañía unos de otros bajo el brillante sol del verano.
Así, en un caluroso día de verano, Zico, el zorro astuto, Coto, el conejo entusiasta, Tula, la tortuga perseverante y Pipo, el pájaro alegre, aprendieron que en la vida, lo que realmente importa son los lazos de amistad, la diversión y compartir momentos juntos.
FIN.