El verano de aventuras de María
María estaba emocionada porque había llegado el verano, y con él, un montón de posibilidades para divertirse. Se encontraba parada en su habitación, pensando en qué actividad elegir para disfrutar al máximo.
En ese momento, su mamá entró en la habitación y le preguntó: 'María, ¿qué te gustaría hacer este verano? Tienes muchas opciones para elegir'. María se puso a pensar en todas las actividades que le encantaba hacer: ir al cine y al parque, leer un libro, escuchar música, ver la televisión, nadar, jugar al fútbol, al baloncesto o al tenis, y bailar. Estaba tan entusiasmada que no sabía por dónde empezar.
Después de pensarlo detenidamente, María decidió que quería disfrutar de un verano lleno de aventuras. Así que, con una sonrisa en el rostro, le dijo a su mamá: '¡Quiero hacer un poco de todo! Quiero ir al cine, leer muchos libros, practicar deportes, bailar y, por supuesto, disfrutar del sol en la piscina'.
Su mamá asintió con alegría y le dijo: '¡Me encanta tu entusiasmo, María! Este verano va a ser increíble'. Y así, juntas, planificaron un verano lleno de diversión, aprendizaje y descubrimientos para María.
Cada día, María se levantaba emocionada por las aventuras que le esperaban. Iba al cine con sus amigos, se sumergía en emocionantes historias mientras leía libros debajo de un árbol en el parque, escuchaba música alegre que le daba energía, veía programas educativos en la televisión, practicaba natación para mejorar sus habilidades en el agua, jugaba al fútbol con su hermano y al baloncesto con sus primos, e incluso aprendía algunos movimientos de baile nuevos.
A medida que pasaban los días, María se dio cuenta de que podía combinar todas las cosas que amaba hacer. No tenía que elegir solamente una actividad, sino que podía disfrutar de todas al mismo tiempo. Además, descubrió que cada una de esas actividades le aportaba algo único: el cine y los libros le permitían viajar a mundos imaginarios, la música y el baile le brindaban alegría y libertad de expresión, la televisión le enseñaba cosas nuevas, la natación le daba fuerza y confianza, y los deportes en equipo le permitían hacer nuevos amigos y aprender sobre el trabajo en equipo.
Al final del verano, María se dio cuenta de que había vivido un verano inolvidable, lleno de descubrimientos y aprendizajes. Había logrado combinar todas las actividades que le apasionaban y se había divertido como nunca. Y lo más importante, había aprendido que no tenía que limitarse a una sola opción, sino que podía disfrutar de todas las cosas que le gustaban.
Cuando regresó a la escuela, María compartió con sus compañeros todas las aventuras que había vivido en el verano. Les contó lo increíble que era poder disfrutar de diferentes actividades y cómo cada una de ellas le había enseñado algo nuevo. Sus amigos se entusiasmaron con sus historias y prometieron probar también un verano lleno de aventuras el próximo año.
Desde entonces, María siguió combinando todas sus pasiones y disfrutando de un sinfín de posibilidades. Aprendió que la vida estaba llena de aventuras por vivir, y que no existía solo una opción, sino un mundo entero de oportunidades esperando a ser descubiertas.
FIN.