El Verano de Juana y el Invierno de Malena
En un pintoresco pueblo, vivían dos amigas muy distintas llamadas Juana y Malena. A Juana le encantaba el verano, sentir el sol en su piel, comer helado y nadar en la pileta.
También disfrutaba regar las plantas de su jardín y pasear a su perro por la plaza. Por otro lado, a Malena le gustaba el invierno, tomar chocolate caliente, quedarse en casa mirando la televisión y jugando a la consola con su gato.
A pesar de sus gustos diferentes, eran inseparables y siempre encontraban la manera de divertirse juntas.
Un día, mientras Juana estaba disfrutando del sol en la plaza, se encontró con Malena que llevaba puesto su abrigo de invierno. -¡Hola, Juana! -saludó Malena con entusiasmo.
-¡Hola, Malena! ¿Qué haces aquí con ese abrigo? -preguntó Juana sorprendida. -Quise venir a la plaza a disfrutar de un día diferente. ¿Te gustaría hacer algo diferente hoy? -propuso Malena con una sonrisa.
Juana, emocionada por la idea de su amiga, aceptó sin dudarlo.
Decidieron ir a la heladería y, para sorpresa de Juana, Malena disfrutó de un delicioso helado de chocolate.
Luego, se dirigieron juntas a la pileta, donde Malena se sumergió valientemente en el agua fresca, descubriendo lo divertido que era nadar en un día caluroso. Continuaron regando las plantas de Juana, riéndose y charlando animadamente. Por la tarde, fueron a la casa de Malena, donde jugaron a la consola y compartieron chocolates calientes.
Al
finalizar el día, las dos amigas se dieron cuenta de lo maravilloso que era experimentar cosas nuevas y cómo sus diferencias no las separaban, sino que las unían aún más.
Entendieron que cada estación del año y cada actividad tenían su encanto, y lo importante era disfrutarlas juntas, respetando sus gustos. Desde ese día, Juana y Malena aprovecharon cada oportunidad para compartir sus gustos y aprender el uno del otro, disfrutando de la diversidad y fortaleciendo su amistad.
FIN.