El verdadero camino hacia la felicidad


Había una vez un ogro llamado Shrek que vivía en un pantano solitario hasta que conoció a la princesa Fiona y emprendió una aventura para salvarla de su torre.

Después de muchos obstáculos, lograron enamorarse y se casaron en una gran fiesta. Pero, ¿qué pasaría si el final fuera diferente? Si después de la boda, Shrek se diera cuenta de que no estaba feliz y se alejara de su amada Fiona.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Shrek encontró a un pequeño ratón atrapado en una trampa. Al ver al ogro acercándose, el ratón comenzó a temblar de miedo. "-No te preocupes pequeño amigo, no te haré daño", dijo Shrek mientras lo liberaba.

El ratón le agradeció y le preguntó por qué parecía tan triste. Shrek explicó cómo había conseguido todo lo que siempre había querido: amor verdadero y amigos fieles, pero aún así sentía un vacío dentro de él.

El ratón reflexionó unos momentos antes de decir: "-Creo saber lo que te pasa. A veces pensamos que tener todo lo que deseamos nos hará felices, pero eso no es cierto. La felicidad viene cuando hacemos algo bueno por los demás".

Shrek quedó perplejo ante las palabras del ratón, pero decidió seguir su consejo e hizo un plan para ayudar a los habitantes del reino. Primero visitó al burro para disculparse por haberlo tratado mal en el pasado y pedirle ayuda en su misión.

Juntos fueron casa por casa ofreciendo su ayuda a todos los que la necesitaban. Arreglaron techos, limpiaron jardines y ayudaron en todo lo que pudieron.

Con el tiempo, Shrek se dio cuenta de que su vida tenía un propósito más allá de sí mismo.

Se sentía feliz al ver las sonrisas en los rostros de las personas a las que había ayudado y se dio cuenta de que esa era la verdadera felicidad: hacer algo bueno por los demás. Un día, mientras estaba trabajando en el jardín del reino, Fiona apareció detrás de él. "-Shrek, ¿qué estás haciendo aquí?", preguntó sorprendida. "-Estoy ayudando a la gente", respondió Shrek con una sonrisa sincera.

Fiona se acercó a él y le dijo: "-Eso es maravilloso, mi amor. Siempre supe que tenías un gran corazón".

Shrek se sintió abrumado por las palabras de Fiona y supo en ese momento que había encontrado su verdadero hogar junto a ella. Desde entonces, Shrek continuó ayudando a los habitantes del reino junto con sus amigos Donkey y Puss in Boots. Y aunque todavía había momentos difíciles, siempre sabía dónde encontrar la verdadera felicidad: haciendo algo bueno por los demás.

Y así termina nuestra historia con una moraleja muy importante: La felicidad no viene cuando conseguimos todo lo que queremos para nosotros mismos sino cuando hacemos algo bueno por los demás.

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