El Viaje a Casa de Lila



Era un día común en la escuela primaria San Martín, y Lila estaba muy emocionada porque era el día de la feria de ciencias. Pasó toda la tarde trabajando en su proyecto sobre los insectos, que consistía en un gran cartel lleno de dibujos y datos interesantes. Pero, al finalizar la jornada, Lila se dio cuenta de que había perdido la noción del tiempo.

- ¡Ay no! ¡Ya es tarde! - exclamó Lila, mirando el reloj del aula.

Se apresuró a recoger sus cosas y salió corriendo de la escuela. Cuando llegó al patio, notó que el cielo ya estaba oscuro y que las lámparas del camino hacia su casa no estaban encendidas.

- ¡Caramba! - dijo, preocupada mientras miraba a su alrededor. - ¿Cómo voy a llegar a casa ahora?

Decidida a no dejarse vencer por el miedo, Lila respiró profundo y recordó lo que su mamá siempre decía: "Cuando las cosas se complican, hay que buscar una solución". Así que, en vez de quedarse parada sin saber qué hacer, puso su mejor sonrisa y se dijo a sí misma que tenía que ser valiente.

De repente, escuchó un pequeño ruido detrás de un arbusto.

- ¿Hola? - preguntó Lila, con un poco de temor.

De ahí salió un pequeño gato negro con ojos brillantes.

- ¡Hola! Soy Tinto, ¿qué haces sola en la oscuridad? - le dijo el gato.

- Estoy tratando de llegar a casa, pero se hizo muy tarde y no veo nada - respondió Lila.

Tinto se acercó, y al ver su luz interior, decidió ofrecerle ayuda.

- No te preocupes, puedo acompañarte. Tengo buen sentido de la orientación. ¡Sígueme! - dijo Tinto, moviendo la cola de manera entusiasta.

Con un poco de duda, pero decidida a no estar sola, Lila siguió al gato. Mientras caminaban, comenzaron a hablar.

- ¿Qué te trajo aquí tan tarde? - preguntó Tinto.

- Hice un proyecto sobre insectos y me quedé más de la cuenta. - respondió Lila.- Quería que fuera perfecto.

- ¡Eso suena genial! - exclamó Tinto. - Los insectos son fascinantes. ¿Sabías que algunas mariposas son capaces de recorrer miles de kilómetros?

Lila sonrió, sintiendo que había encontrado un nuevo amigo.

- ¡No tenía idea! Nunca dejé de asombrarme con la naturaleza. - dijo Lila.

Mientras continuaban su camino, se dieron cuenta de que el sendero era más oscuro y las sombras parecían más grandes. Lila se aferró un poco más a la cola de Tinto.

- No tengo miedo, solo un poco de frío - confesó.

- No dejes que el miedo te detenga. Recuerda que cada desafío trae consigo una lección. - le dijo Tinto, animándola.

De repente, un grupo de luciérnagas apareció iluminando el camino. Las pequeñas luces danzaban en el aire, creando una especie de espectáculo mágico.

- ¡Mira! ¡Es hermoso! - exclamó Lila, olvidando su temor por un momento. - ¡Qué suerte tenemos! La naturaleza nos está guiando.

- ¡Eso es! A veces tenemos que mirar más allá de nuestras preocupaciones para ver lo bonito. - dijo Tinto mientras seguían adelante.

Finalmente, después de una charla divertida y llena de sorpresas sobre los insectos, llegaron al barrio de Lila. Ella se sintió agradecida por la compañía del pequeño gato.

- Gracias por acompañarme, Tinto. Eres un gran amigo. - dijo Lila.

- Siempre estaré aquí si me necesitas. Recuerda que nunca estás sola. - respondió el gato.

Lila se despidió de su nuevo amigo y, mientras entraba a su casa, no podía dejar de sonreír. Sabía que había aprendido algo valioso esa noche: que la valentía se encuentra en el corazón, y a veces, los mejores aliados aparecen cuando más los necesitas.

Al día siguiente, en la feria de ciencias, Lila expuso su proyecto con más confianza que nunca, recordando cómo había superado el miedo. Y aunque el camino a casa había sido oscuro, el brillo de su nueva amistad iluminó su corazón para siempre.

FIN.

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