El viaje a la célula eucariota



Había una vez en un lugar muy lejano, un grupo de niños curiosos que deseaban aprender sobre la increíble célula eucariota.

Un día, la profesora de ciencias, la señorita Margarita, les propuso un viaje asombroso: explorar el interior de una célula eucariota en un submarino especial, llamado Microscopio Mágico. Los niños aceptaron emocionados y se embarcaron en esta aventura educativa.

Al llegar al interior de la célula, se encontraron con el núcleo, que era como el cerebro de la célula, donde se guardaba toda la información genética. -¡Miren chicos, aquí está el núcleo! ¡Es como el director de una escuela, que organiza todo en la célula! - explicó la señorita Margarita.

Todos observaron maravillados mientras el submarino se deslizaba por este órgano celular. Luego, se dirigieron hacia el citoplasma, un espacio gelatinoso donde encontraron distintas estructuras como los ribosomas, que eran como pequeñas fábricas donde se producían proteínas.

-¡Miren, estos son los ribosomas! Aquí se fabrican las proteínas que necesita la célula para crecer y funcionar correctamente! - exclamó la profesora. Los niños asintieron con asombro. A medida que avanzaban, se toparon con las mitocondrias, conocidas como las 'centrales energéticas' de la célula, donde se producía la energía.

-¡Estas son las mitocondrias! Son como las pilas que dan energía a la célula para que pueda realizar sus funciones! - les informó la profesora.

Continuaron su viaje y encontraron el retículo endoplasmático, un organelo lleno de pasillos y canales por donde se transportaban las proteínas y otros materiales celulares. -¡El retículo endoplasmático es como la red de caminos de una ciudad, por donde se transportan las cosas a diferentes partes de la célula! - les dijo la profesora.

Por último, se adentraron en el aparato de Golgi, donde las proteínas eran empaquetadas y enviadas a su destino final dentro y fuera de la célula.

-¡Aquí está el aparato de Golgi! Es como la oficina de correos, donde se empacan y envían las proteínas a su destino! - explicó la señorita Margarita. Al finalizar el recorrido, los niños regresaron con gran alegría y conocimiento a la superficie, agradecidos por la oportunidad de conocer la célula eucariota de una forma tan especial.

Desde ese día, nunca volvieron a ver una célula de la misma manera, y siempre recordaron con cariño su increíble viaje al mundo microscópico.

FIN.

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