El Viaje a la Montaña Misteriosa



- ¡Chicos, despierten! Hoy iremos en un viaje a la montaña misteriosa - anunció papá emocionado.

- ¡Sí, la montaña misteriosa! ¡Qué emoción! - gritaron los niños, saltando de alegría.

La familia se preparó y partieron en auto hacia la montaña. En el camino, mamá les contó la leyenda de un tesoro escondido entre las montañas. Los niños se entusiasmaron y comenzaron a imaginar todo lo que harían con el tesoro.

Al llegar, la montaña parecía imponente y misteriosa. Los adultos decidieron hacer una caminata y los niños, emocionados, los siguieron.

- ¡Miren eso! - exclamó la mamá señalando una antigua cueva.

Los niños corrieron hacia ella y, con temor, pero también con valentía, decidieron explorarla. Descubrieron antiguos jeroglíficos en las paredes y senderos ocultos que los llevaron cada vez más adentro.

- ¡Miren, aquí hay un lago! - gritó el papá emocionado. Los niños se asomaron y se quedaron maravillados por la belleza del lugar.

De repente, escucharon un ruido. Al darse vuelta, vieron a una misteriosa figura. Era un anciano sabio.

- ¡Bienvenidos, valientes exploradores! - dijo el anciano con una sonrisa.

El anciano les contó que el tesoro no era material, sino la sabiduría de aprender a cuidar y preservar la naturaleza. Les enseñó el valor de la montaña y de todas las maravillas que la rodeaban.

Al regresar a casa, los niños entendieron que el verdadero tesoro estaba en cuidar el planeta. Decidieron organizar una campaña de limpieza en su vecindario y compartieron con todos lo aprendido en su aventura.

- Estamos orgullosos de ustedes, chicos. ¡Son unos valientes y sabios exploradores! - expresaron los adultos, llenos de emoción.

FIN.

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