El viaje acumulativo de las figuras geométricas



Había una vez en un país muy lejano, un triángulo llamado Tristán que quería llegar al castillo del Rey Rectángulo para participar en un gran concurso de figuras geométricas.

Tristán empezó su viaje y en su camino se encontró con su amiga Lucía, una cuadrado con sus cuatro lados iguales y sus cuatro ángulos rectos. -Hola Tristán, ¿a dónde te diriges? -preguntó Lucía. -Voy al castillo del Rey Rectángulo para participar en un concurso, ¿quieres venir conmigo? -respondió Tristán.

Juntos caminaron hasta que se encontraron con Pedro, un círculo con un solo lado curvo y una circunferencia perfecta. -¡Hola amigos! ¿A dónde van con tanta prisa? -preguntó Pedro.

-Vamos al castillo del Rey Rectángulo para el concurso de figuras geométricas, ¿te gustaría unirte a nosotros? -dijo Lucía emocionada. Y así, Tristán, Lucía y Pedro continuaron su camino, conversando y compartiendo las propiedades de cada figura geométrica.

De repente, se toparon con Valentina, un rombo con sus cuatro lados iguales pero con ángulos no rectos. -¡Hola amigos! ¿Qué los trae por aquí? -saludó Valentina. -Estamos en camino al castillo del Rey Rectángulo, ¿quieres unirte a nuestra aventura? -invitó Pedro. Valentina aceptó encantada y juntos siguieron su viaje.

En el camino, se encontraron con más figuras geométricas como el pentágono, el hexágono y el octágono, cada una con sus propias características y propiedades. Finalmente, llegaron al castillo del Rey Rectángulo, donde fueron recibidos con alegría y admiración por su viaje acumulativo.

El concurso comenzó y todas las figuras geométricas mostraron sus propiedades y habilidades. Al final, el Rey Rectángulo premió a todos por su esfuerzo y conocimiento, demostrando que todas las figuras geométricas son especiales y valiosas en su propio camino.

FIN.

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