El Viaje Aéreo de Carlitos, el Capibara
Era una hermosa mañana en las afueras de Santa Marta, donde vivía un capibara llamado Carlitos. Carlitos era un capibara muy curioso y soñador. Sin embargo, había un pequeño detalle: jamás había volado en avión. Siempre había escuchado historias de otros animales sobre lo grandioso que era ver el mundo desde el cielo.
Un día, mientras exploraba cerca de un río, Carlitos escuchó a un grupo de aves parloteando emocionadas.
"¡El festival aéreo está por comenzar!" - exclamó una golondrina.
"Sí, ¡y todos los animales pueden participar!" - agregó un loro colorido.
Carlitos, lleno de entusiasmo, decidió que asistiría al festival.
Después de intentar volar con un par de hojas como alas, se dio cuenta de que eso no funcionaría. En esa búsqueda, se encontró con un viejo y sabio búho llamado Don Tómas.
"Hola, Carlitos, ¿qué te trae por aquí?" - preguntó el búho, mientras se acomodaba en una rama.
"¡Quiero volar, Don Tómas! ¡Quiero ver el mundo desde el cielo!" - respondió Carlitos.
"Para volar, necesitas un avión, y para eso, deberías buscar a Doña Patico, la piloto del lago" - sugirió el búho, guiñándole un ojo.
El capibara ni se lo pensó dos veces. Partió hacia el lago donde vivía Doña Patico, una pata muy experimentada en volar.
"¡Hola, Doña Patico!" - saludó Carlitos, emocionado.
"¡Hola, Carlitos! ¿Qué te trae por aquí?" - preguntó ella con una sonrisa.
"Quiero volar en tu avión para ir al festival aéreo" - explicó el capibara.
"¿Tú? ¡Es un viaje muy aventurero, pero necesitarás equipo de seguridad!" - advirtió Doña Patico.
Carlitos no dudó y comenzó a preparar todo con la ayuda de Doña Patico. Juntos elaboraron un pequeño chaleco hecho de hojas y ramitas.
"Esto te mantendrá seguro" - dijo Doña Patico.
"¡Estoy listo para la aventura!" - gritó Carlitos con alegría.
El día del festival llegó y, con un ligero revoloteo de sus alas, Doña Patico y Carlitos despegaron. El cielo era de un azul brillante y las nubes parecían algodones de azúcar.
"¡Mirá, Carlitos! ¡La vista es increíble!" - gritó Doña Patico, mientras realizaban giros y vueltas en el aire.
"¡Es maravilloso! ¡Gracias, Doña Patico!" - respondió el capibara, con el viento en su cara.
Pero en medio del vuelo, algo inesperado ocurrió. Una nube oscura apareció de repente, cubriendo el sol y haciendo que el avión comenzara a tambalearse.
"¡Oh, no! ¡Una tormenta!" - gritó Doña Patico, intentando mantener la calma.
"¿Qué hacemos?" - preguntó Carlitos, preocupado.
"¡Debemos encontrar un lugar seguro para aterrizar! Fíjate bien, hay un claro en la selva. ¡Allí vamos!" - ordenó la pata, mientras inclinaba el avión hacia el pantano.
Con destreza, Doña Patico aterrizó en el claro, justo a tiempo antes de que comenzara la lluvia.
"¡Lo logramos!" - exclamó Carlitos, aún un poco asustado pero aliviado.
"A veces, las aventuras tienen algunos sustos, pero lo importante es saber cómo enfrentar los desafíos" - dijo Doña Patico, mirando el cielo de nuevo.
Cuando la tormenta pasó, los dos amigos esperaron a que el sol regresara. Y cuando lo hizo, todo se iluminó de una manera increíble.
"Mirá, Carlitos, ¡el arcoíris!" - señaló Doña Patico.
"¡Es hermoso! ¡Y yo lo vi desde el cielo!" - dijo Carlitos, sonriendo.
"Sí, y lo mejor de todo es saber que lo afrontamos juntos" - respondió ella, llena de alegría.
Finalmente, cuando pudieron regresar al aire, llegaron al festival justo a tiempo para disfrutar de todas las actividades. Bailaron, jugaron y celebraron con los demás animales.
"Gracias por llevarme a volar, Doña Patico. ¡Esta ha sido la mejor aventura de mi vida!" - dijo Carlitos, con el corazón lleno de felicidad.
"Y gracias a ti, Carlitos, por ser valiente y estar listo para enfrentar los desafíos" - respondió Doña Patico.
Desde ese día, Carlitos no solo aprendió sobre las maravillas del cielo, sino también sobre la amistad y cómo enfrentar lo inesperado. Sabía que siempre habría nuevas aventuras esperando por él, y que con amigos a su lado, podría lograr lo que se propusiera.
FIN.