El viaje al corazón de la navidad
Era una tarde soleada en la ciudad de Buenos Aires, y la luz dorada iluminaba el rostro de Juanita, una niña de siete años natural de Villa del Parque. A pocos días de la Navidad, toda la ciudad estaba decorada con luces y adornos, pero Juanita estaba triste.
"¿Por qué estás tan seria, Juanita?" - le preguntó su mejor amigo, Tomás, mientras jugaban en el parque.
"Es que siento que este año no va a ser especial. Mis padres están muy ocupados con el trabajo y no hemos hecho nada divertido para las fiestas" - respondió ella, suspirando.
Tomás pensó por un momento y tuvo una idea.
"¿Y si vamos a buscar el verdadero espíritu de la Navidad? Tal vez podamos hacer algo juntos que lo haga especial!" - sugirió.
Juanita iluminó su rostro con una sonrisa.
"¡Sí! Eso suena genial. ¿Pero cómo vamos a encontrarlo?" - preguntó curiosa.
"He oído que hay un corazón mágico en el Parque Tres de Febrero que puede ayudarnos. Dicen que si lo encontramos, nos dará una pista sobre cómo hacer de esta Navidad algo inolvidable" - explicó Tomás.
Emocionadas por la idea, decidieron aventurarse al parque. Mientras caminaban, se encontraron con diferentes personajes: un payaso que hacía malabares, un músico que tocaba la guitarra, y una anciana que vendía dulces caseros. Cada uno les contó una parte de lo que para ellos significaba la Navidad.
"La Navidad es tiempo de dar", dijo el payaso mientras hacía reír a los niños.
"Es compartir momentos con los que amamos," agregó el músico.
"Y también es valorar lo que tenemos," añadió la anciana, sonriendo.
Juanita y Tomás escuchaban atentamente, y su corazón se llenaba de alegría. Sin embargo, aun sentían que faltaba algo. Al llegar al lago del parque, encontraron un viejo árbol con un refugio especial hecho de ramas. En el centro del refugio, brillaba un corazón dorado.
"¡Mirá, Tomás! Ahí está el corazón mágico" - exclamó Juanita entusiasmada.
Ambos se acercaron, y al tocarlo, algo increíble sucedió: el corazón comenzó a latir suavemente y a brillar más intensamente. Una voz suave surgió del corazón.
"La verdadera Navidad no está en lo que se recibe, sino en lo que se da. ¿Qué harían ustedes para hacer de esta Navidad algo especial?" - preguntó el corazón.
Juanita y Tomás miraron al suelo, pensando.
"Podríamos hacer una fiesta para los niños del hogar de abrigo que está cerca de mi casa", dijo Juanita.
"¡Sí! Y podríamos llevarles juguetes y hacerles galletitas!" - dijo Tomás, emocionado.
El corazón brilló aún más y repitió:
"He aquí el verdadero espíritu de la Navidad: dar alegría y amor a quienes lo necesitan."
Con una gran sonrisa, Juanita y Tomás supieron que tenían un propósito. De vuelta a casa, comenzaron a organizar su plan. Hicieron carteles, recolectaron juguetes viejos y cocinaron varios tipos de galletitas. Sus familias se unieron a la causa, y juntos lograron hacer una fiesta maravillosa para los niños del hogar de abrigo.
El día de la fiesta llegó y, al entrar, los ojos de los pequeños se iluminaron al ver los colores y escuchar las risas. Juanita y Tomás se sintieron felices al ver a todos disfrutando.
"Esto es mejor que cualquier regalo que podría haber recibido" - dijo Juanita, mientras miraba a su alrededor.
Tomás, con una gran sonrisa, le respondió:
"Y lo mejor es que hemos hecho nuevos amigos. ¡Feliz Navidad, Juanita!"
"¡Feliz Navidad, Tomás! Gracias por ayudarme a encontrar el verdadero corazón de la Navidad" - dijo ella, abrazándolo.
Desde ese día, Juanita supo que la Navidad se trataba de compartir y de amar. No importaba cuánto adorno o regalo hubiera, lo que realmente importaba eran los momentos vividos y la felicidad que podían dar. El viaje al corazón de la Navidad les había enseñado una lección valiosa, y desde entonces, cada año lo celebraban con el mismo espíritu de amor y generosidad.
FIN.