El Viaje al Pasado de Joaquín y Lucía



Era un día soleado en la escuela, y Joaquín y Lucía estaban emocionados porque era el día de Educación Física. La profesora, con su silbato en mano, llamó a todos a formar fila.

"¡Joaquín, Lucía! Necesito que vayan a buscar las colchonetas al almacén", dijo la profesora con una sonrisa.

Los dos amigos asintieron y se dirigieron hacia el almacén, pero al abrir la puerta, se encontraron con un espectáculo inesperado. En el medio de la habitación, había un búho de grandes ojos amarillos y un sombrero de copa.

"¡Hola, jóvenes aventureros!", dijo el búho con una voz grave pero amable.

"¿Tú... hablas?", preguntó Lucía, con la boca entreabierta por la sorpresa.

"Claro que sí. Soy el Búho Sabio y estoy aquí para ofrecerles un viaje al pasado. ¿Quieren ver cómo era la escuela antes?"

Ambos amigos se miraron emocionados y asintieron al unísono.

"¡Sí!" gritaron.

El búho hizo un gesto con su ala y una mágica máquina de tiempo apareció entre ellos.

"Suban, no se lo van a querer perder".

Joaquín y Lucía subieron a la máquina y, con un giro y un parpadeo, la habitación cambió. De repente, estaban en la misma escuela, pero en el año 1950.

"¡Miren! ¡Es nuestra escuela!", exclamó Joaquín, observando a los estudiantes de antaño, que vestían uniformes diferentes y jugaban en el patio sin tecnología.

"¿Cómo se entretenían sin tablets ni celulares?", se preguntó Lucía.

De repente, un grupo de niños se acercó y los invitó a jugar a la rayuela.

"¡Vamos, juegan con nosotros!", clamaron los niños.

Joaquín y Lucía se unieron a ellos, y pasaron un tiempo divertido. Pero también, notaron que muchos niños estaban sentados, perdiéndose la diversión.

"¿Por qué no juegan?", preguntó Lucía.

"Porque algunos no saben jugar o tienen miedo de hacerlo. No todos tienen amigos que les inviten", contestó una niña con un peinado de dos trenzas.

Lucía y Joaquín se miraron y se dieron cuenta de que podían ayudar.

"¡Vamos a hacer nuevas amigas!", propuso Joaquín.

De repente, todo cambió. Joaquín y Lucía comenzaron a invitar a todos a jugar. Con su entusiasmo, lograron que todos participaran en la rayuela, riendo y saltando juntos.

"¡Esto es increíble!", gritó Lucía.

"Ver cómo todos se unen es lo mejor de este viaje. Todos podemos divertirnos si somos amables y nos incluimos", añadió Joaquín.

El Búho Sabio observaba todo desde un rincón con una sonrisa satisfecha.

"Lo ven, chicos. La unión y la amistad son más poderosas que cualquier máquina. Ahora, vamos a regresar a su tiempo".

Con un giro de la máquina del tiempo, Joaquín y Lucía regresaron al almacén de su escuela actual.

"Esto fue mágico", dijo Joaquín.

"Sí, pero no solo por viajar al pasado. Aprendimos que siempre hay alguien que puede necesitar una mano amiga. También podemos crear momentos especiales aquí y ahora".

Así, los dos amigos volvieron a la clase de Educación Física, no solo con colchonetas, sino con el corazón lleno de nuevas experiencias y enseñanzas. La profesora los miró con curiosidad.

"¿Dónde estaban tanto tiempo?"

"Descubriendo el valor de la inclusión y la amistad", respondió Lucía con una sonrisa.

Desde aquel día, Joaquín y Lucía no solo jugaron juntos, sino que siempre se aseguraban de invitar a todos a ser parte de la diversión, creando un ambiente en el aula donde todos se sentían incluidos. Y así, la escuela de hoy también se convirtió en un lugar de risas, juegos y, sobre todo, mucha amistad.

FIN.

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