El Viaje Astral de Javier
Había una vez un joven llamado Javier que siempre soñó con ser astronauta. Desde pequeño, pasaba horas mirando las estrellas y soñando con explorar el espacio. Un día, al llegar a casa, encontró un libro antiguo en el desván de su abuelo. El título decía: 'El Arte de los Viajes Astrales'. Con curiosidad, Javier comenzó a leerlo.
Mientras pasaban los días, Javier se imaginaba volando entre las estrellas. "¿Y si pudiese viajar sin necesidad de una nave espacial?"- se preguntó. Esa noche, se sentó en su cama, cerró los ojos, y se concentró en las palabras del libro. De repente, sintió un fuerte tirón y, en un parpadeo, se encontró flotando en el espacio.
Javier miró a su alrededor y vio la Tierra brillando a lo lejos. "¡Guau!"- exclamó, maravilla y asombro iluminando su rostro. "Estoy volando por el espacio, ¡lo estoy haciendo!"- En ese instante, un cometa le pasó volando, y Javier se dio cuenta de que podía seguirlo. Lleno de emoción, decidió seguirlo.
Durante su viaje, conoció a una tortuga cósmica llamada Carla. "Hola, pequeño viajero. ¿De dónde eres?"- le preguntó con voz suave. "Soy Javier, de la Tierra. ¡Este es el mejor día de mi vida!"- respondió él, con los ojos brillantes.
Carla sonrió y dijo: "¿Quieres ver un lugar especial?"-. Javier asintió emocionado. La tortuga lo llevó a un hermoso planeta lleno de árboles de cristal y ríos de arcoíris. "Este lugar se llama Arcoíris, donde los sueños se hacen realidad"-, explicó Carla.
Sin embargo, mientras exploraban, Javier comenzó a preocuparse. "¿Y si no puedo volver a casa?"- dijo, recordando a su familia y amigos. La tortuga cósmica lo miró con compasión. "No te preocupes, Javier. Lo que sientes en tu corazón siempre te guiará de regreso"- le aseguró.
Entonces, en un instante, la tortuga se detuvo. "¿Ves a esa estrella brillante? Tienes que desear volver con todo tu corazón"- le indicó, mientras le señalaba la estrella.
Javier cerró los ojos fuertemente y pensó en su casa, sus amigos y la alegría que sentía. "Quiero volver, quiero volver a casa"- murmuró. Y con un estallido de luz, sintió ese tirón nuevamente. Esta vez, sintió que iba a gran velocidad, como si rezara una plegaria.
Cuando abrió los ojos, Jorge estaba de regreso en su habitación, ¡todo había sido un maravilloso viaje astral! Pero ahora tenía un brillo diferente en sus ojos y una gran sonrisa en su rostro.
Él saltó de la cama y corrió hacia su piza donde su familia lo esperaba. "¡Mamá, papá!"- llamó emocionado "He viajado por el espacio, conocí a una tortuga cósmica y vi un planeta lleno de sueños"-.
Su madre lo abrazó fuertemente, y su padre sonrió. "¡Qué experiencia, hijo!"- dijo su padre. "Siempre, siempre sigue tus sueños"-. Javier llora de emoción, no solo por su aventura, sino porque ahora sabía que sus sueños estaban más cerca de lo que pensaba.
Desde aquella noche, Javier no dejó nunca de soñar y de explorar. Comenzó a estudiar más sobre el universo, y cada vez que miraba las estrellas, sonreía recordando su viaje. Su historia motivó a muchos en su escuela a seguir sus propios sueños, a volar alto y a nunca dejar de explorar.
Así, Javier se convirtió no solo en un astronauta de verdad, sino también en un viajero del corazón, llevando sus sueños y su alegría a todos a su alrededor.
FIN.