El viaje de Aguita
Había una vez en un lugar muy lejano, un pequeño charco de agua llamado Aguita. Aguita vivía feliz en su charco, jugando con sus amigos los pececitos y las ranitas. Un día, Aguita se dio cuenta de que su hogar estaba cada vez más sucio, lleno de basura y desechos que los humanos habían tirado allí. Esto entristeció mucho a Aguita, quien decidió emprender un viaje para buscar una solución.
Emprendió un viaje a través de arroyos y ríos, conociendo a otros seres acuáticos que compartían su preocupación por la contaminación. En su camino, Aguita conoció a Reci, un botella de plástico reciclable que le explicó la importancia del reciclaje y cómo podía ayudar a limpiar su charco y su entorno.
Animada por esta nueva información, Aguita continuó su viaje y llegó a un hermoso lago donde conoció a Natu, un espíritu de la naturaleza que le enseñó sobre el amor por el agua y la importancia de cuidar el medio ambiente. Con estas nuevas enseñanzas, Aguita se sintió más decidida que nunca a hacer algo por su hogar.
Finalmente, Aguita regresó a su charco con una misión clara en mente. Convocó a todos sus amigos y les contó sobre todo lo que había aprendido en su viaje. Juntos, empezaron a limpiar el charco, sacando la basura y buscando formas de reciclar lo que habían encontrado. Poco a poco, el charco volvió a brillar, y todos los seres acuáticos que vivían allí estaban felices y agradecidos.
Desde ese día, Aguita se convirtió en una defensora del medio ambiente, promoviendo el reciclaje y el amor por el agua en todos los rincones del mundo. Y su charco, que una vez estuvo sucio y descuidado, se convirtió en un ejemplo de limpieza y preservación, gracias al amor de Aguita y sus amigos.
FIN.