El Viaje de Ainara hacia la Amistad
Era una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Ainara. Ainara era muy divertida y tenía una risa contagiosa, pero había un problema: a menudo le decía cosas feas a sus compañeros y, en ocasiones, incluso los empujaba ligeramente cuando se enojaba. Aunque sus amigos se preocupaban por ella y la querían mucho, poco a poco comenzaron a alejarse, sintiendo que no podían soportar más sus actitudes.
Un día, mientras jugaban en el parque, Ainara se enojó porque su amigo Lucas le había ganado en una carrera.
"¡Sos un tramposo!" - le gritó Ainara, dándole un pequeño empujón.
Los otros niños se miraron entre ellos, molestos y un poco asustados. Lucas, triste, se apartó y dijo:
"Solo estaba jugando, Ainara... No deberías hacer eso."
Sin embargo, Ainara no entendía. Ella quería que consideraran que era divertida y fuerte, pero en lugar de eso, sus amigos comenzaron a alejarse más y más. Un día, cuando una nueva niña llegó al pueblo, Ainara pensó que tendría la oportunidad de hacer nuevas amistades. A esta nueva niña le llamaban Clara.
Clara, al ver cómo trataba Ainara a los demás, decidió hablarle directamente.
"Hola Ainara, soy Clara. Me gustaría ser tu amiga, pero no creo que esto sea la manera de conseguir amigos."
Ainara se sentó en el suelo, cruzando los brazos en actitud desafiante.
"¿Qué sabés vos de la amistad?" - le respondió.
Pero Clara sonrió.
"La amistad se basa en el respeto y en tratar bien a los demás. Si sigues así, te quedarás sola. ¿Por qué no lo intentás?"
Ainara, golpeada por la verdad en las palabras de Clara, decidió que esa tarde hablaría con sus otros amigos. Sin embargo, se dio cuenta de que no podían encontrarlos. Habló con Clara, quien le propuso una idea:
"Podríamos organizar una búsqueda del tesoro, ¿te gustaría hacerlo juntos? Así podrías invitar a tus amigos. Pero tiene que ser con respeto y amabilidad, ¡cada uno tiene que sentirse bien!"
Ainara dudó, pero algo en el brillo sincero de los ojos de Clara le dio un atisbo de esperanza. Así que, juntas, pusieron en marcha la búsqueda del tesoro. A medida que avanzaban, Ainara decidió hablar con unos amigos que había alejado.
"Chicos, perdón por cómo los traté. Me estaba sintiendo sola y no supe cómo manejarlo. ¿Quieren venir a la búsqueda del tesoro?"
Los amigos de Ainara, aunque un poco reticentes al principio, decidieron darle una oportunidad.
La búsqueda del tesoro fue un éxito. Ainara se dio cuenta de que cuando se reía y los trataba bien, su corazón se sentía más ligero y la alegría fluía en el aire. Todos disfrutaron, rieron y sobre todo, se ayudaron. Al final de la tarde, encontraron el tesoro: una caja llena de dulces y pequeñas sorpresas.
Cuando la apertura de la caja fue el momento culminante, Ainara sonrió sinceramente.
"Esto ha sido lo más divertido que he hecho. Gracias por darme otra oportunidad, amigos. Prometo hacer mi mejor esfuerzo para ser una mejor amiga."
Y así, Ainara aprendió que a veces las palabras hirientes pueden llevarnos por caminos solitarios, pero con esfuerzo y sinceridad, se puede volver a formar esos lazos de amistad. Desde ese día, Ainara se dedicó a cuidar de sus amigos, regalándoles sonrisas y alegrías en lugar de empujones, y la risa nunca volvió a faltar en su grupo.
Juntos descubrieron que la amistad es un tesoro aún más grande que cualquier ingrediente en una búsqueda del tesoro. La nueva Ainara, la Ainara cariñosa y amable, había llegado para quedarse.
FIN.