El viaje de Alejandro

Alejandro era un hombre alegre y ansioso que disfrutaba manejar su camión. Todos los días recorría largas distancias llevando mercancías de un lugar a otro.

A pesar de su alegría, a veces se encontraba con obstáculos que lo entristecían, lo atemorizaban o lo aburrían. Un día, mientras conducía de regreso a su hogar, el camión se averió. Alejandro se sintió triste al ver que su fiel compañero de viaje necesitaba reparaciones.

Sin embargo, decidió buscar ayuda y, con determinación, logró solucionar el problema. Al caer la noche, el miedo se apoderó de él al sentirse solo en medio de la oscuridad.

Pero recordó las palabras de su abuelo: "La valentía no es no tener miedo, sino enfrentarlo a pesar de todo". Con estas palabras en mente, Alejandro encendió la luz interior de su camión y encontró consuelo en su calidez. Finalmente, mientras esperaba en el tráfico, se aburrió y comenzó a imaginar historias y crear canciones.

Descubrió que el aburrimiento podía transformarse en creatividad. Al llegar a su casa, Alejandro reflexionó sobre su día. A pesar de los obstáculos, había encontrado soluciones, superado sus miedos y descubierto nuevas pasiones.

Aprendió que, en cada situación, existía la oportunidad de crecer y ser feliz.