El viaje de Alicia a Machu Picchu
Alicia estaba muy emocionada por el viaje que tenía planeado con sus cuatro nietos. Desde hace tiempo, había querido llevarlos a conocer Machu Picchu, la maravilla del mundo ubicada en Perú.
Quería enseñarles la importancia de la familia y transmitirles valores como el respeto, la humildad y el amor. Cuando llegaron al destino, Alicia les explicó a los niños sobre la historia de las ruinas incas y su significado cultural.
Los pequeños estaban fascinados con todo lo que veían, mientras que Renzo y Fiorella se mostraban más interesados en sacar fotos para compartir en redes sociales. Un día, mientras caminaban por uno de los senderos, se encontraron con un grupo de turistas extraviados.
Hablaban otro idioma y parecían angustiados porque no sabían cómo llegar al pueblo cercano. Alicia no dudó ni un segundo en ofrecerse a ayudarlos. "Hola amigos ¿necesitan ayuda?"- preguntó amablemente Alicia.
"¡Sí! Estamos perdidos y no hablamos bien español"- respondió uno de ellos. Alicia se puso manos a la obra e intentó comunicarse con ellos mediante señas hasta entender dónde era el lugar al que querían ir. Con paciencia los guió hasta su destino final sin pedir nada a cambio.
Los niños observaron atentamente cómo su abuela ayudaba sin esperar recibir nada a cambio y aprendieron una valiosa lección: La importancia del altruismo sin esperar algo a cambio. La aventura continuaba sorprendiendo cada vez más a los pequeños.
En una oportunidad se toparon con un grupo de niños locales jugando con pelotas hechas de papel. Los niños no tenían juguetes modernos, pero se divertían y reían juntos como si nada más importara.
"¡Qué lindo es verlos jugar juntos!"- exclamó Alicia. "Sí, abuela. Ellos son felices sin necesidad de tener cosas costosas"- dijo Renzo.
Alicia asintió sabiamente y les explicó a sus nietos que la felicidad no se encuentra en las cosas materiales sino en los momentos que compartimos con nuestros seres queridos. Les recordó lo importante que era valorar las pequeñas cosas de la vida y ser agradecidos por ellas. La travesía seguía su curso y ya quedaba poco para el regreso.
Una tarde, mientras descansaban cerca del río Urubamba, María Luisa encontró un pajarito lastimado. Estaba temblando y parecía haberse caído del nido cercano. "¿Qué podemos hacer? ¿Lo llevamos al veterinario?"- preguntó Fiorella.
Pero Alicia les sugirió algo diferente: cuidarlo ellos mismos hasta que esté sano para volar de nuevo. Así comenzaron a buscar ramas secas para armar una pequeña casita improvisada donde pudiera descansar cómodo el animalito herido.
Los niños aprendieron sobre el cuidado responsable de los animales, así como la responsabilidad que conlleva cuidar algo indefenso hasta que pueda valerse por sí mismo. Finalmente llegó el día del regreso a casa.
Los niños estaban exhaustos pero llenos de recuerdos maravillosos gracias a su abuela Alicia quien les enseñó valores importantes durante todo el viaje. "Gracias abuela por llevarnos a Machu Picchu, ha sido una experiencia inolvidable"- dijo Renzo. "Sí, gracias abuela.
Nos has enseñado muchas cosas nuevas sobre la familia y lo importante que es ayudar a los demás"- agregó Fiorella. Alicia sonrió con ternura y les recordó que el amor y el respeto entre familiares siempre serán los valores más importantes de todos.
FIN.