El Viaje de Amigos
Había una vez, en un hermoso bosque encantado, una pequeña niña llamada Caperucita roja. Era valiente y curiosa, siempre dispuesta a explorar nuevos lugares.
Un día, mientras caminaba entre los árboles, se encontró con un gato muy peculiar: el famoso Gato con Botas. Caperucita Roja quedó sorprendida al ver que el gatito tenía unos elegantes botines negros y un sombrero de copa.
El Gato con Botas era muy astuto y sabía cómo cautivar a las personas con su mirada pícara. "¡Hola Caperucita Roja! ¿A dónde te diriges hoy?"- preguntó el Gato con Botas con su voz melodiosa. Caperucita sonrió y respondió: "Voy a visitar a mi abuelita que vive al otro lado del bosque.
¿Y tú, Gato con Botas? ¿Qué haces aquí?"El gatito se limpió la barbilla elegantemente y dijo: "Estoy buscando aventuras emocionantes para contar en mis historias. Creo que podríamos hacer algo divertido juntos".
Caperucita Roja estaba emocionada por la idea de tener compañía en su camino hacia casa de su abuelita. Así que decidió aceptar la propuesta del astuto felino.
Mientras caminaban por el sendero del bosque, el Gato con Botas comenzó a contarle historias fascinantes sobre sus viajes y las travesuras en las que había estado involucrado. Caperucita estaba tan entusiasmada escuchando todas esas aventuras que no se dio cuenta de que estaban desviándose del camino. Cuando finalmente se dieron cuenta, ya era tarde.
Se encontraban en una parte desconocida del bosque y no sabían cómo regresar a casa de la abuelita. Caperucita Roja comenzó a preocuparse, pero el Gato con Botas le dijo: "No te preocupes, Caperucita.
Soy un gato muy inteligente y siempre encuentro soluciones". El Gato con Botas subió a un árbol cercano y observó desde arriba. Vio una pequeña cabaña en medio del bosque y decidió investigar.
"¡Vamos hacia allá! Tal vez alguien pueda ayudarnos", exclamó el Gato con Botas mientras saltaba de rama en rama. Caperucita Roja siguió al gatito confiando en su astucia. Al llegar a la cabaña, tocaron la puerta y fueron recibidos por un amable leñador llamado Juan.
Juan los escuchó atentamente mientras explicaban su situación y sin dudarlo les ofreció ayuda para encontrar el camino correcto hacia casa de la abuelita. Con las indicaciones precisas del leñador, Caperucita Roja y el Gato con Botas emprendieron nuevamente su viaje.
Esta vez siguieron fielmente las instrucciones y poco tiempo después llegaron sanos y salvos a casa de la abuelita.
La abuelita estaba sorprendida al ver al Gato con Botas acompañando a Caperucita Roja, pero rápidamente se dio cuenta de que era un compañero encantador e ingenioso. Después de compartir una merienda deliciosa, Caperucita Roja y el Gato con Botas se despidieron de la abuelita y emprendieron su regreso al bosque.
Aunque habían pasado por momentos difíciles, también habían aprendido que la amistad y la astucia pueden ayudarnos a superar cualquier obstáculo. Desde ese día, Caperucita Roja siempre recordaría su aventura junto al Gato con Botas como una experiencia divertida y educativa.
Y cada vez que volviera a pasear por el bosque encantado, sabría que siempre había alguien dispuesto a acompañarla en sus travesías.
FIN.