El viaje de Amina y el faro de la amistad



Amina era una niña curiosa que vivía en un pequeño pueblo donde la mayoría de las casas tenían hermosos jardines llenos de flores de mil colores. Sin embargo, lo que más le gustaba a Amina era jugar en el parque junto a sus amigos, Samir y Layla.

Un día, mientras exploraban el parque, Amina se encontró con un viejo libro en el banco. Estaba cubierto de polvo, y su portada mostraba un faro brillante. Amina abrió el libro y, para su sorpresa, descubrió que contaba las historias de un antiguo faro que guiaba a los viajeros en el océano.

"Miren esto", dijo Amina emocionada, "habla de un faro que ayuda a las personas a encontrar su camino en la oscuridad".

"Eso suena muy interesante", comentó Samir mientras se acomodaba a su lado para leer.

"¡Tal vez deberíamos ir a buscar ese faro!", saltó Layla con entusiasmo.

Decididos a seguir el rastro que el libro ofrecía, los tres amigos elaboraron un plan. Se darían un día completo para ir en busca del faro, que según el libro, se encontraba en un acantilado a las afueras del pueblo.

El día siguiente, partieron muy temprano con una mochila cargada de provisiones. Mientras caminaban, Amina recordó una historia que había escuchado de su mamá sobre la importancia de la amistad.

"Los amigos son como las estrellas, aunque no siempre los veas, sabes que están ahí para ti", le dijo su madre una vez. Amina sonrió al pensar en eso.

Después de caminar un buen rato, encontraron un camino estrecho que conducía hacia el acantilado. Sin embargo, una gran tormenta comenzó a formarse en el horizonte, y vieron que el cielo se oscurecía rápidamente.

"Tenemos que apurarnos, no quiero quedarme atrapada aquí cuando empiece a llover", dijo Layla con voz nerviosa.

"No te preocupes, juntos lo lograremos!", respondió Samir tratando de tranquilizarlas. A medida que subían, el viento soplaba más fuerte y la lluvia comenzó a caer.

Finalmente, llegaron a la cima del acantilado, y allí estaba el faro. El faro brillaba con una luz amarilla en medio de la tormenta, como una gran estrella que les indicaba el camino.

"¡Lo logramos!", gritaron juntos, saltando de alegría. A medida que se acercaban al faro, se dieron cuenta de que había una pequeña puerta abierta. Sin pensarlo dos veces, decidieron entrar.

Dentro, conocieron a un anciano que cuidaba del faro. Su nombre era Hassan, y era muy amable. Él les contó que el faro no solo guiaba a los barcos, sino que también ayudaba a las personas a encontrar su propósito en la vida.

"La luz del faro representa la amistad y la unidad. En momentos oscuros, siempre hay alguien que puede ayudarte", les explicó Hassan.

"¿Y cómo podemos encontrar nuestra luz?", preguntó Amina, intrigada.

"La luz está en cada uno de ustedes, pero deben alimentarla con amor, respeto y buenos deseos hacia los demás", respondió Hassan con una sonrisa.

A medida que escuchaban, la tormenta afuera fue disminuyendo, y la luz del faro se volvió aún más brillante. Amina, Samir y Layla se miraron, comprendiendo que habían encontrado algo más que un faro: había sido un viaje que reforzó su amistad.

"Siempre seremos amigos, y siempre tendremos luz en nuestros corazones", dijo Amina softly.

Al regresar a casa, se sintieron más unidos que nunca. Aprendieron que las diferencias podrían unirlos y que, como el faro, la amistad es un camino que ilumina no solo a uno mismo, sino a quienes nos rodean.

FIN.

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