El viaje de Antonia


Antonia era una niña muy valiente y aventurera. Le encantaba pasar los días en la playa junto a su familia, disfrutando del sol, la arena y el mar. Pero lo que más le apasionaba era nadar.

Un día soleado, Antonia decidió aventurarse un poco más allá de la orilla para explorar las aguas cristalinas del océano. Mientras nadaba con alegría, se encontró con un lindo delfín que saltaba y jugaba en el agua.

- ¡Hola amiguito! -exclamó Antonia emocionada-. ¿Quieres jugar conmigo? El delfín parecía entenderla y comenzaron a nadar juntos, dando vueltas y haciendo piruetas en el agua. Antonia estaba fascinada por la belleza de aquel ser marino.

Pero después de un rato, Antonia se dio cuenta de que había perdido de vista a su familia. Miró alrededor pero no logró reconocer ningún rostro conocido.

- ¡Oh no! ¿Cómo voy a encontrar a mi familia ahora? -se preocupó Antonia mientras seguía nadando junto al delfín. De repente, escuchó unas voces provenientes de lejos. Eran unos pescadores que estaban cerca de allí. - ¡Eh, pequeña! ¿Estás perdida? -preguntaron los pescadores al ver a Antonia desorientada. - Sí...

Me separé de mi familia mientras nadaba con este lindo delfín -respondió ella tristemente. Los pescadores se acercaron rápidamente y ayudaron a Antonia a subir al bote. La llevaron hasta la costa donde su familia la esperaba preocupada.

- ¡Antonia! ¡Estábamos muy preocupados por ti! -exclamó su mamá al verla sana y salva. - Lo siento, mamá. Me emocioné mucho nadando con el delfín y me perdí -se disculpó Antonia avergonzada. - No te preocupes, cariño. Lo importante es que estás bien.

Gracias a los pescadores pudimos encontrarte -dijo su papá mientras abrazaba a Antonia. Desde aquel día, Antonia aprendió una valiosa lección: nunca debía alejarse demasiado de su familia cuando estaba en la playa.

Aunque le encantara nadar y explorar nuevas aventuras, siempre debía estar atenta a su entorno y mantenerse cerca de quienes la amaban y cuidaban. Y así, Antonia continuó disfrutando de sus días en la playa junto a su familia.

Cada vez que veía un delfín juguetón en el mar, sonreía recordando aquella experiencia que la había enseñado sobre la importancia de estar siempre cerca de quienes nos quieren y protegen. Fin.

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