El Viaje de Anubis hacia el Conocimiento



En una aldea junto al gran río Nilo, vivía un pequeño niño llamado Anubis. Era curioso y soñador, siempre mirando las estrellas y preguntándose acerca del mundo que lo rodeaba. Un día, mientras exploraba cerca de la orilla, encontró un antiguo papiro que decía: 'Los que buscan el conocimiento son los que dejarán su huella en la eternidad'. De repente, Anubis decidió que quería aprender todo lo posible sobre las maravillas de Egipto.

"¡Mamá!", gritó emocionado, "quiero ir a la escuela de los escribas!".

Su madre, que tejía mientras escuchaba, levantó la vista con una sonrisa.

"Eso suena maravilloso, hijo. La educación es el camino hacia los sueños. Pero antes, tendrás que ayudarme en casa y en el campo. Todo requiere esfuerzo".

Anubis, decidido, cumplió con sus deberes cada día, y al caer la tarde, corría hacia la escuela. Allí conoció a su maestro, el sabio Ptah, un hombre de gran conocimiento y paciencia.

"Bienvenido, Anubis. ¿Qué es lo que más deseas aprender?" preguntó Ptah.

"Quiero saber sobre las estrellas y cómo leer los jeroglíficos!".

"Muy bien, pero recuerda, la sabiduría no llega de la noche a la mañana. Cada día cuenta. Vamos a empezar con lo básico, ya que el conocimiento es como el Nilo: se necesita tiempo para que fluya".

Día a día, Anubis devoraba historias y técnicas de escritura. Sin embargo, no todo era fácil. Había momentos de frustración donde las letras se confundían y las historias parecían no tener sentido.

"¿Por qué es tan difícil, maestro?" se quejaba Anubis, rascándose la cabeza.

Ptah sonreía sabiendo que este camino tenía sus altibajos.

"Cada zancada en este viaje puede ser complicada, pero cada dificultad te hará más fuerte y sabio, Anubis".

Una tarde, mientras Anubis practicaba, se dio cuenta de que había olvidado un importante símbolo. Mientras buscaba entre sus notas, su amigo Keb también llegó, angustiado.

"¿Anubis, has oído? Hay un concurso de escritura en la ciudad y necesitamos presentar algo magnífico!".

"¿Pero cómo podemos competir si estamos apenas aprendiendo?" preguntó Anubis, sintiéndose inseguro.

Keb lo miró con determinación.

"Si todos nos sentimos inseguros, nunca podremos avanzar. ¡Vamos a intentarlo juntos!".

Con esa idea, comenzaron a trabajar juntos, practicando sus frases y dibujando símbolos por toda la noche. Luego de varios días, la propuesta de Anubis y Keb estaba lista. Sin embargo, una tormenta asustó a Keb, que se sentía incapaz de presentarse en el concurso.

"No puedo, Anubis. Si entro al concurso y me equivoco, todos se reirán de mí".

Anubis sintió que la presión aumentaba, pero recordó las palabras de Ptah.

"Keb, lo importante no es ganar. Es intentar. Cada error que cometamos es un paso hacia aprender algo nuevo".

Finalmente, Keb decidió participar porque no quería dejar que su miedo lo detuviera. Entonces, ambos se dirigieron al concurso, donde se encontraron con otros niños ansiosos por mostrar su trabajo.

"Mira, todos tienen miedo... pero ellos también están aquí por lo que han aprendido" dijo Anubis apoyando a su amigo.

Cuando llegó su turno, Anubis se levantó con nervios, pero luego recordó el significado de sus letras, todo lo que había trabajado y cómo cada símbolo era parte de él. Así, él y Keb presentaron su escritura.

El jurado aplaudió, y se sintieron orgullosos de lo que habían logrado. Aunque no ganaron el primer premio, ambos sabían que su esfuerzo había valido la pena. Al regresar a casa, Anubis dijo:

"Maestro Ptah tenía razón, el conocimiento es un viaje. Y mientras sigamos aprendiendo, siempre seremos ganadores".

La mamá de Anubis los recibió con un abrazo.

"Estoy tan orgullosa de ustedes, chicos. No importa el resultado, lo importante es el esfuerzo y lo que aprendieron en el camino".

Desde aquel día, tanto Anubis como Keb se comprometieron a seguir aprendiendo y ayudando a otros con sus conocimientos. Así, el pequeño Anubis se convirtió en un gran escriba, dejando huella en su comunidad, y siempre recordando la importancia del conocimiento y la amistad.

FIN.

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