El Viaje de Beatriz y el Barco de los Sueños



En un barrio muy colorido de Buenos Aires, había una burra llamada Beatriz. Era una burra muy especial, pues tenía un corazón tan grande como el río que pasaba por su ciudad. Un día, mientras caminaba por el mercado, escuchó una conversación entre dos pajaritos sobre un mágico barco que navegaba por el lago en Bolivia, y que podía hacer realidad cualquier sueño.

"¿Te imaginas un barco que pueda llevarnos a cumplir nuestros sueños?" - dijo uno de los pajaritos emocionado.

"Sí, pero hay que encontrarlo primero" - contestó el otro pajarito.

Beatriz se sintió intrépida. Pensó que sería una aventura maravillosa, así que decidió emprender un viaje hacia Bolivia. Con su espíritu aventurero, comenzó a organizar su viaje desde muy temprano.

"Hoy voy a buscar ese barco. Quiero hacer realidad mi sueño de ayudar a mis amigos del barrio" - dijo Beatriz mientras preparaba su mochila con un poco de comida y un mapa dibujado con tiza.

Al llegar a Bolivia, Beatriz se encontró con un lago impresionante, lleno de reflejos del cielo. Pero, por más que buscó, no encontraba ninguna señal del famoso barco.

"¡Bomba! ¡Bomba!'' - llamó un grupo de patos alborotados.

"¿Qué pasa?'' - preguntó Beatriz.

"Se perdió el barco de los sueños por culpa de una broma de los peces traviesos. Nos han ocultado el camino'' - explicaron los patos.

Beatriz decidió ayudar a los patos y a los peces. Su bondad no conocía límites. Junto a ellos, decidió buscar el barco, enfrentando pequeños desafíos en el camino. Con cada paso, lograron aprender sobre la importancia de la amistad y el trabajo en equipo.

Mientras se adentraban en el lago, Beatriz, con su gran corazón, comenzó a hacernos preguntas a los peces traviesos.

"¿Por qué hicieron esta broma?'' - les preguntó.

"Queríamos hacer reír a todos" - dijeron los peces a coro, sintiéndose un poco avergonzados.

"Pero ahora todos están tristes, y eso no está bien'' - respondió Beatriz con dulzura.

Los peces, al escuchar esto, comenzaron a sentir remordimiento por su travesura. Y ahí, en medio de risas y carcajadas, decidieron ayudar a Beatriz a encontrar el barco.

Después de un largo rato de búsqueda y trabajo en equipo, llegaron a una pequeña isla ondeada por el viento. Allí estaba, resplandeciente, el barco de los sueños.

"¡Lo encontramos!'' - gritó Beatriz llena de alegría.

La tripulación del barco, formada por divertidos y amistosos duendes, les dio la bienvenida.

"Este barco cumple un sueño por persona, pero ustedes deben usarlo para ayudar a otros, no para ustedes mismos'' - les dijo el capitán duende.

Beatriz sintió que su sueño era el más importante, y lo compartió con sus nuevos amigos.

Con la ayuda del barco, decidieron regresar a su barrio en Buenos Aires y ayudar a los niños a construir un parque donde podían aprender a jugar junto a la naturaleza.

Con el barco de los sueños, viajaron al barrio, y desde entonces, varias sonrisas aparecieron en los rostros de los niños. Todos en el barrio se unieron para hacer del parque un lugar hermoso donde cada niño podía disfrutar.

Beatriz aprendió que el verdadero sueño era ver felices a los demás, y que incluso una pequeña burra podía hacer cosas grandes. De regreso a su, Beatriz miró hacia el lago de Bolivia y sonrió.

"Nunca olvidaremos la magia de nuestros sueños y lo importante que es ayudarnos mutuamente” - les dijo a sus nuevos amigos.

Y así, Beatriz, la burra llena de sueños y amor, se convirtió en una heroína en su barrio, recordando a todos que juntos se pueden crear cosas grandiosas y que, a veces, la verdadera broma es la que nos une y nos hace reír en equipo.

FIN.

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