El Viaje de Burbujas al Cielo
En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, vivía una niña llamada Maia. Ella era conocida por su alegría y por tener la habilidad de hacer burbujas mágicas. Esa mañana, mientras jugaba en el jardín de su abuela, se le ocurrió una idea maravillosa.
"Hoy voy a hacer la burbuja más grande de todas!" - exclamó Maia, llenando su pompero con el líquido burbujeante.
Con un soplo fuerte, Maia creó una burbuja del tamaño de un globo. Pero, para su sorpresa, no solo flotó en el aire, ¡sino que comenzó a elevarse!"¡Mirá cómo sube!" - gritó con emoción.
La burbuja ascendió, llevándola hacia el cielo. Maia se subió a ella y, en un abrir y cerrar de ojos, se encontró volando por las nubes. Desde lo alto, vio su pueblo, los árboles, el río y las montañas que lo rodeaban. Pero, en la distancia, notó algo extraño en el cielo.
"¿Qué es esa sombra?" - se preguntó.
Mientras se acercaba, vio que era un pájaro inmenso, de plumas brillantes y tristes, que revoloteaba sin rumbo.
"¡Hola, pájaro! ¿Por qué pareces tan triste?" - le preguntó Maia.
"Soy un pájaro del arcoíris y he perdido el camino a mi hogar. Sin mi nido, no puedo ayudar a que el cielo se llene de colores" - respondió el pájaro, con un tono melancólico.
"No te preocupes, ¡yo te ayudaré a encontrarlo!" - dijo Maia, decidida.
Con un nuevo objetivo, Maia y el pájaro comenzaron a buscar el hogar perdido. Volaron sobre montañas y valles, preguntando a otros animales si habían visto el nido del pájaro.
"¿Has visto mi nido?" - preguntó el pájaro a un grupo de gorriones.
"Lo vimos cerca del lago brillante" - respondieron con alegría.
Maia y el pájaro se dirigieron al lago, pero al llegar, se dieron cuenta de que no había ninguna señal del nido.
"No puede ser..." - murmuró Maia, desilusionada.
En ese momento, una fresca brisa sopló y un grupo de mariposas coloridas danzaron a su alrededor.
"¿Qué sucede?" - preguntaron las mariposas.
"El pájaro ha perdido su hogar y no sabemos dónde buscar" - explicó Maia.
"¡Quizás podamos ayudar!" - dijeron las mariposas, llenas de entusiasmo. "Vengan con nosotras, conocemos muchos lugares en el cielo".
Así, Maia, el pájaro y las mariposas juntos volaron alto, explorando rincones del cielo. Pasaron por nubes esponjosas y entre estrellas brillantes, conversando y riendo en el camino.
Finalmente, llegaron a un gran arcoíris.
"¡Mirá!" - dijo el pájaro con una nueva chispa de esperanza. "Siempre he visto este arcoíris desde lejos, pero nunca lo había visitado. ¡Creo que mi nido podría estar allí!".
Con gran emoción, se acercaron al arcoíris. Al llegar, Maia observó que, en la parte final del arcoíris, brillaba algo.
"¡Ahí está! ¡Tu nido!" - gritó Maia.
Y efectivamente, había un hermoso nido colorido hecho de pétalos de flores y brillantes plumas. El pájaro dio un torrente de alegría.
"¡Gracias, Maia! ¡Nunca hubiera encontrado mi hogar sin vos!" - dijo, mientras se acomodaba en su nido. "Ahora puedo hacer que el cielo brille de nuevo".
Con un batir de alas, el pájaro comenzó a volar en círculos creando una estela de colores vibrantes detrás de él, pintando el cielo de rojos, azules y amarillos.
Maia se sintió muy feliz viéndolo; había ayudado a un amigo y había aprendido que, incluso en los días más nublados, la amistad puede iluminar el camino.
Finalmente, la burbuja que había llevado a Maia a esta aventura la transportó de regreso a su hogar, donde su abuela la esperaba con una sonrisa.
"¡Maia! ¿Dónde estuviste?" - preguntó su abuela.
"¡Tuve la aventura más maravillosa en el cielo!" - respondió Maia, mientras relataba su historia.
Desde ese día, Maia siguió creando burbujas, pero ahora sabía que cada burbuja era una puerta hacia nuevas aventuras y amistad. Y de vez en cuando, miraba al cielo, esperando ver a su amigo el pájaro del arcoíris volando alto, creando colores y sonrisas en cada rincón de Arcoíris.
FIN.