El Viaje de Carlos
Carlos era un niño de siete años que vivía en una pequeña ciudad con sus padres. Un día, sus padres le dieron una noticia que lo dejó sorprendido: debían mudarse a otra ciudad porque su papá había conseguido un nuevo trabajo. Carlos se sintió confundido y triste. No entendía por qué tenían que dejar su hogar, sus amigos y su escuela, pero sabía que sus padres estaban emocionados por la nueva oportunidad.
-¿Por qué nos tenemos que ir? ¡No quiero irme de aquí! - exclamó Carlos con lágrimas en los ojos.
Sus padres lo abrazaron y le explicaron que la mudanza era para que su papá pudiera crecer en su trabajo y que sería una gran aventura para toda la familia. Aunque Carlos no estaba seguro de sentirse emocionado, decidió darle una oportunidad a la nueva experiencia.
Mientras empacaban sus cosas, Carlos encontró su diario de dibujos. En él, había guardado todos sus recuerdos de la infancia: sus juegos en el parque, las travesuras con sus amigos y los momentos especiales con su familia. Sintió un nudo en la garganta al pensar que tendría que dejar todo eso atrás.
El día de la mudanza llegó y, en medio del caos de cajas y muebles, Carlos se sentía abrumado. Sin embargo, una vez instalados en su nuevo hogar, comenzó a descubrir que la ciudad también tenía cosas maravillosas: parques nuevos para explorar, una escuela con maestros simpáticos y, lo mejor de todo, vecinos que pronto se convirtieron en amigos.
Con el correr de los días, Carlos se dio cuenta de que la mudanza no había sido tan mala. Aunque extrañaba su antigua vida, había encontrado nuevas aventuras, nuevas amistades y había aprendido a adaptarse a los cambios.
-¡Papá, mamá! Gracias por traerme a esta ciudad. ¡Me encanta mi nueva escuela y mis nuevos amigos! - exclamó Carlos con una sonrisa.
Sus padres se emocionaron al ver la felicidad de Carlos. Comprendieron que, aunque la mudanza había sido difícil, habían tomado la decisión correcta. Carlos había descubierto que, a pesar de los cambios y las despedidas, siempre habría espacio para nuevas experiencias y momentos maravillosos.
Con el tiempo, Carlos guardó nuevos recuerdos en su diario de dibujos y comprendió que el verdadero hogar no está en un lugar, sino en el corazón.
FIN.