El Viaje de Celia y Emiliano



Era una soleada mañana en el barrio de Flores, donde vivían dos mejores amigos, Celia y Emiliano. Ambos tenían seis años y compartían muchas aventuras, desde construir fuertes con almohadas hasta ir al parque a jugar. Pero un día, mientras estaban en el jardín, Celia miró hacia el cielo y preguntó:

"Emiliano, ¿de dónde vienen los bebés?"

Emiliano, quien siempre estaba cargado de curiosidad, se rascó la cabeza y respondió:

"No tengo idea... ¡Pero podríamos investigar!"

Así que decidieron convertir su búsqueda de respuestas en una gran aventura. Primero, se fueron al parque con la esperanza de encontrar un pájaro que tal vez podría explicarles. Al llegar, vieron a un grupo de patitos. Celia se acercó a una mamá pata y le preguntó:

"Señora Pata, ¿de dónde vienen los patitos?"

La mamá pata, con un suave graznar, explicó:

"Vienen de los huevos que pongo en mi nido. Luego, los cuido hasta que están listos para nadar y explorar. ¡Es un proceso hermoso!"

Celia y Emiliano sonrieron, pero aún tenían muchas preguntas. Así que decidieron visitar a la abuela de Emiliano, quien siempre tenía historias interesantes que contar.

Una vez en la casa de la abuela, inmediatamente le hicieron la misma pregunta:

"Abuela, ¿de dónde vienen los bebés?"

La abuela riendo, les ofreció unas galletitas y comenzó a contarles:

"Los bebés vienen de un lugar muy especial. Primero, hay una semillita y un huevito, y cuando se juntan, comienza a crecer un bebé en la barriga de su mamá. Es como si la mamá estuviera cuidando un pequeño jardín... ¡una maravilla de la naturaleza!"

Celia y Emiliano se miraron asombrados.

"¡Es mágico!" dijo Emiliano.

"Sí, y cada bebe tiene su propio tiempo de crecimiento. No hay apuro, y cada mamá cuida a su bebé de una manera muy especial."

Después de escuchar la sabia explicación de la abuela, decidieron que debían ver el proceso del crecimiento de un bebé de otra manera. Se acordaron que su colegio tendría una clase sobre el ciclo de vida de las mariposas, y pensaron que tal vez allí encontraran más respuestas.

Al día siguiente, en clase, la maestra les mostró cómo las mariposas nacen de huevos, pasan por varias etapas y finalmente se convierten en hermosas mariposas. Emiliano levantó la mano y dijo:

"¿Entonces los bebés son como mariposas en sus capullos?"

La maestra sonrió y respondió:

"¡Exactamente! Cada ser vivo tiene su propio camino y tiempo para crecer. Y es importante que aprendamos sobre ello con amor y respeto."

Celia y Emiliano estaban muy emocionados. Se dieron cuenta de que la vida era un ciclo lleno de sorpresas y amor. Al salir de la clase, decidieron que iban a contarle a sus padres todo lo que habían aprendido.

Cuando llegaron a casa, se sentaron con sus padres y les dijeron:

"¡Hoy aprendimos sobre los bebés y cómo crecen!"

Los padres escucharon con atención, inoculando un sentido de orgullo al ver a sus hijos tan interesados.

La mamá de Celia preguntó:

"¿Y qué es lo que más les gustó de todo lo que aprendieron?"

Emiliano respondió:

"Que cada uno crece a su tiempo, como las mariposas. Y es un proceso mágico que debemos cuidar con cariño."

Los padres sonrieron y abrazaron a los chicos, respondiendo:

"Es hermoso escuchar eso. La vida es un regalo y cada bebé que llega al mundo trae consigo alegría y amor."

Desde aquel día, Celia y Emiliano no solo aprendieron de dónde venían los bebés, sino también el valor de la vida y la importancia de cuidar a los seres que nos rodean. Y así, los dos amigos y el espíritu de la curiosidad continuaron explorando el mundo y llenándolo de amor y respeto por la naturaleza y sus ciclos mágicos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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