El Viaje de Clara y el Clima Mágico
En un pequeño pueblo llamado Ventisca, donde el sol siempre brillaba, vivía una niña llamada Clara. Clara era muy curiosa y amaba explorar la naturaleza. Un día, mientras jugaba en el jardín de su abuela, encontró un viejo libro titulado "Los Secretos del Clima". Al abrirlo, una luz brillante salió del libro y de repente, un pequeño duende llamado Brisita apareció ante ella.
"¡Hola, Clara! Soy Brisita, el duende del clima. Necesito tu ayuda. El clima en nuestro mundo se ha vuelto loco y tú eres la única que puede ayudarme a corregirlo."
Clara, emocionada y un poco asustada, preguntó:
"¿Qué pasó, Brisita? ¿Cómo puedo ayudarte?"
"Las nubes se han perdido, el viento sopla en direcciones confusas y el sol no sabe cuándo salir. Todo comenzó cuando un viento travieso decidió hacer lo que quería y creó un gran caos. ¿Te gustaría venir a ayudarme a encontrarlas?"
Clara asintió con determinación y así, los dos amigos comenzaron su viaje hacia el Bosque del Clima. Para llegar, debían pasar por tres estaciones mágicas: La Niebla, El Calor y La Tormenta.
Primero llegaron a la estación de La Niebla, donde la niebla era tan espesa que apenas podían verse. Clara se sintió un poco asustada, pero Brisita le dijo:
"No te preocupes, Clara. La niebla es un elemento importante del clima. Ayuda a las plantas a crecer. Sigamos adelante."
Mientras caminaban, oyeron un peculiar sonido. Salió de entre la niebla un pequeño grupo de nubes, que parecían perdidas y confundidas.
"¿Quiénes son ustedes?" preguntó Clara.
"Somos las Nubes de la Niebla, estamos buscando el camino a casa, pero no podemos ver nada aquí."
Clara, recordando el consejo de Brisita, dijo:
"¿Por qué no se mueven hacia arriba? Allí podrán ver mejor!"
Las nubes hicieron caso y, al elevarse, pronto encontraron el camino hacia el cielo. Clara y Brisita se despidieron de ellas y continuaron su camino.
La siguiente estación, El Calor, era todo lo opuesto. Allí el sol brillaba intensamente y todo era calor. Clara se sintió muy cansada, pero un pequeño rayo de sol se acercó a ella.
"Hola, Clara. Soy Rayito, el rayo de sol. ¿Por qué están tan tristes?"
"Estamos tratando de arreglar el clima, Rayito. Las nubes y el viento están perdidos."
Rayito frunció el ceño y dijo:
"Eso es muy triste. El calor ayuda a que las flores crezcan y las frutas maduren. Pero ahora, hay demasiado de mí y no puedo ayudar si no hay nubes. ¡Voy con ustedes!"
Juntos, Clara, Brisita y Rayito se dirigieron a la última estación: La Tormenta. Allí el viento soplaba con fuerza y había truenos atronadores.
"¿Qué es este ruido tan fuerte?" preguntó Clara, cubriéndose los oídos.
Una nube oscura apareció entre los truenos y dijo:
"¡Soy Tormentín! Estoy aquí para traer la lluvia pero no puedo hacerlo si el viento sigue descontrolado!"
Brisita explicó la situación y Tormentín se sintió triste.
"Sin viento, no puedo moverme lo suficientemente rápido para cumplir mi trabajo. ¡Esto es un desastre!"
Clara pensó un momento y tuvo una idea.
"¿Y si cantamos una canción juntos? Quizá eso lo calme y vuelva a la normalidad."
Los tres tomaron sus voces y comenzaron a cantar, creando armonías que resonaban en el aire. Lentamente, el viento fue calmándose. La lluvia empezó a caer suavemente, y así, todo el clima comenzó a equilibrarse.
Finalmente, el viento, las nubes, el sol y la lluvia regresaron a su lugar, creando un hermoso arcoíris en el cielo. Clara sintió que todo estaba nuevamente en su sitio.
"Gracias, Clara. Has ayudado a restaurar el clima" dijo Brisita con una sonrisa.
"Lo hicimos juntos, nunca subestimen lo que puede lograr un grupo unido, cada elemento es importante" respondió Clara con otra sonrisa.
De repente, se vio arrastrada de vuelta a su jardín, el libro reposaba tranquilo en el suelo. Desde aquel día, Clara nunca miró el clima de la misma manera, y siempre que veía las nubes, el sol o el viento, sonreía pensando en sus nuevos amigos y en lo importante que era cuidar del equilibrio del clima.
Fin
FIN.