El viaje de Copito hacia el sur



Había una vez, en el Polo Norte, un simpático muñeco de nieve llamado Copito. Copito tenía una nariz naranja brillante que era, en realidad, una zanahoria que le había regalado el mismísimo Papá Noel.

Pero a pesar de tener la mejor nariz del mundo, Copito siempre estaba temblando de frío. El viento helado le hacía sentirse tan congelado que sus bolitas de nieve empezaban a temblar y su nariz de zanahoria se ponía cada vez más pálida.

Un día, cansado de tiritar y queriendo encontrar un lugar más cálido donde vivir, Copito decidió emprender un viaje hacia el sur.

Así que se despidió de sus amigos los pingüinos y los osos polares, quienes lo miraron con tristeza pero entendieron su decisión. Con su nariz naranja apuntando hacia adelante y sus brazos hechos de ramas extendidos como alas, Copito comenzó su aventura hacia tierras desconocidas. El camino no fue fácil para nuestro amigo muñeco de nieve.

Tuvo que esquivar tormentas de nieve, atravesar ríos congelados y hasta enfrentarse a un par de traviesos duendes que intentaron robarle la nariz. Pero con valentía y determinación logró superar todos los obstáculos.

Finalmente, después de muchos días caminando bajo el sol radiante del sur, Copito llegó a un hermoso bosque lleno de árboles verdes y flores coloridas. Nunca antes había visto algo así y se maravilló ante tanta belleza.

- ¡Qué hermoso lugar! -exclamó Copito emocionado mientras daba vueltas sobre sí mismo-. Aquí no hace tanto frío como en el Polo Norte. Creo que finalmente encontré mi hogar.

Poco a poco, Copito fue descubriendo la vida en el bosque: jugaba con las ardillas, cantaba con los pájaros y ayudaba a regar las plantas junto a las hadas del bosque. Se sentía feliz y realizado como nunca antes lo había estado.

Sin embargo, una noche oscura y fría, mientras contemplaba las estrellas desde lo alto de una colina cubierta por la nieve primaveral, algo inesperado sucedió: su nariz empezó a desprender un brillo mágico que iluminaba todo a su alrededor.

- ¡Wow! ¿Qué está pasando? -se preguntaba asombrado mientras veía cómo destellos dorados salían de su nariz-. ¡Es increíble! Fue entonces cuando comprendió que la magia no estaba solo en vivir en un lugar cálido o frío; la verdadera magia residía dentro de él mismo todo ese tiempo.

Su amor por la naturaleza y por aquellos seres maravillosos del bosque había hecho aflorar esa luz especial que llevaba consigo desde siempre.

Desde ese día en adelante, Copito siguió viviendo feliz en el bosque junto a sus nuevos amigos; pero ahora lo hacía sabiendo que la verdadera calidez viene del corazón y brilla aún más fuerte cuando compartimos amor y alegría con quienes nos rodean.

Y así fue como el muñeco de nieve con nariz de zanahoria encontró su verdadero hogar lleno no solo calor sino también amor.

FIN.

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