El viaje de Cristhian descubriendo sus emociones


Cristhian era un niño curioso, juguetón y siempre con una sonrisa en el rostro. Sin embargo, a veces se sentía confundido con sus emociones. Un día, la maestra de preescolar les propuso a los niños un emocionante viaje a través de un bosque mágico, donde cada emoción estaría representada por un color. "¡Niños, estamos por emprender un viaje muy especial! En este bosque mágico conocerán las emociones y aprenderán a identificarlas en ustedes mismos", anunció la maestra. Cristhian y sus compañeros se emocionaron muchísimo ante la idea.

Al adentrarse en el bosque, se encontraron con el color amarillo que representaba la alegría. Los niños corrieron y jugaron entre las risas, descubriendo lo maravilloso que era sentirse alegres. Luego, se toparon con el color azul, que simbolizaba la tristeza. "¿Por qué nos sentimos tristes a veces?", preguntó Cristhian con curiosidad. La maestra les explicó que la tristeza también era necesaria, pero que siempre podían buscar ayuda y apoyo.

Más adelante, se encontraron con el color rojo encendido de la ira. Cristhian recordó la vez que se enojó con su amigo por quitarle un juguete, y entendió que era normal sentir enojo, pero también aprendió a controlarlo y a expresar sus sentimientos de manera positiva.

La siguiente emoción fue el verde sereno de la tranquilidad, donde los niños aprendieron la importancia de relajarse y respirar cuando se sienten abrumados. Continuaron su viaje y se toparon con el morado profundo de la creatividad, descubriendo lo emocionante que era expresarse a través del arte.

Finalmente, llegaron al rosa suave de la empatía, donde entendieron la importancia de ponerse en el lugar de los demás y brindar apoyo. Al terminar su travesía, Cristhian y sus compañeros regresaron al aula con un entendimiento más profundo de sus emociones. Desde ese día, Cristhian supo que todas sus emociones eran válidas y que podía gestionarlas de manera positiva.

Y así, en cada travesura, desafío o momento divertido, Cristhian recordaba su maravilloso viaje lleno de colores y emociones, sabiendo que cada emoción era como un tesoro que lo hacía único.

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